Maestro Albeitar y Herrador en el siglo XVIII

Herriko zalditeria nagusi eta gazteenetako albaitariaren eta ferratzailearen figura funtsezkoa izan zen XVIII. mendean, animalia horiek gabe ezin baitzen ez pertsonarik ez gauzarik garraiatu, ezta laborantzako lanik egin eta fruiturik ekarri ere.

Ignacio Anzuola herrando una caballería en la década de 1960

Este artículo quiero dedicarlo al recuerdo de Ignacio Anzuola Elvira, el último herrador de Elciego. Persona sabia en el oficio, muy reconocido y prestigiado en toda su última etapa fuera de nuestra Villa; buen vecino y conversador.

La figura del herrador en una población dedicada a la agricultura y en una sociedad en la que el medio de transporte era con el empleo de los asnos y caballerías, era fundamental; ya que estos animales necesitaban ser calzados con herrajes apropiados que se iban desgastando y deteriorando con el uso. Todas las casas disponían al menos de un burro como medio de transporte de las personas y de la recolección de los frutos. Las mulas y caballerías desarrollaban el trabajo más intenso, pero eran pocas las familias que podían disponer de ellas.

El oficio del herrador también llevaba consigo el de velar por la salud de estos animales, por eso la figura profesional era la de Albaitero y herrador.

Todos los albaitar y herradores eran venidos de fuera y residieron un tiempo corto o más prolongado en la Villa. Incluso alguno de ellos matrimonian en Elciego y fijan aquí su residencia.

A inicios del siglo vino de Ramales Francisco Urtiaga Miguel, quien contrajo matrimonio en Elciego con una oriunda de Vergara, Mariana Oceta Sondo. Poco duró su matrimonio y su vida, ya que transcurridos dos años, en 1704, fallece. En el inventario que tuvieron que realizar las autoridades locales se reflejaron “Dos martillos de herrar, un pujabantes y unas tenazas. .Una bigornia y un puntero, setenta y nueve herraduras sin adobar y ciento y cuarenta y tres adobadas. Veinte libras de clavos”

A lo largo de toda la mitad del XVIII fue la familia Zubiaur la que desempeñó este oficio. Mateo Zubiaur Urquiza, natural de Vitoria, ejerció de herrador desde principios de la década de 1720. Tuvo como tutela y con contrato de aprendizaje a otro muchacho vitoriano llamado Bentura de Marauri para que aprendiera el oficio. Un contrato de cuatro años para que le enseñara “todo cuanto pueda en dicho arte de albatería y herrar”. Le mantendría en su casa dándole “de comer, cama y limpiarle la ropa” . El muchacho no podía abandonar ni ausentarse sin permiso del maestro, en caso que ocurriera, tendría que abonar los gastos ocasionados y el maestro albaitar podría poner a otro aprendiz en su lugar. Al finalizar este período de aprendizaje el maestro le tendría que proporcionar “un vestido de pies a cabeza según es costumbre con otros aprendices en dicho ministerio”.

Mateo Zubiaur debió ir a otra población y su puesto lo ocupó su hermano Joseph Zubiaur Urquiza. Matrimonió en Elciego en 1727 con una joven local, Angela Armona Medrano y tras enviudar con otra guipuzcoana llamada Teresa Iturbe Mendía en 1746. Los hijos de ambos matrimonios nacieron y se criaron en la Villa. Joseph falleció en 1752 y como consecuencia de esta ausencia, se celebró un Concejo General de la Villa donde se trata la problemática de haberse quedado la población sin maestro albaitar y que es forzoso buscar otra persona que le reemplace. En el Inventario que hubo que hacer tras su fallecimiento, aparte de otros libros lo que denota un nivel cultural del fallecido, se inventarió uno denominado “Cabrera Institución de Albeitar”, otro del oficio y “tenazas, martillos y pujabante”. Joseph Zubiur disponía de un buen nivel económico y social por lo que se deduce de su inventario y una buena hacienda de viñedos que vinificaba en el lago de su casa de 60 cargas de capacidad y tres cubas para su almacenamiento.

Tras este Concejo General celebrado en abril de 1752 en el que se abora que que la población está “sin Maestro Albeitar para la curación, herrar y demás necesario al gobierno de las caballerías que tenemos, y de las que transitan y concurren a la Villa”, se contrata a Tomás de Urrutia Isasi, vecino de Luyando. Se compromete a herrar y curar a todas las caballerías y ganados de la Villa por el precio de 11 cuartos cada herradura mular y 32 fanegas de trigo. Se le autoriza a ir a las ferias de Haro y Nájera, pero estando en ellas a lo más tres días. El albeitar no podía ausentarse de la Villa sin permiso de la autoridad y en este caso poniendo una persona que le sustituyera, que normalmente era el albeitar de Cenicero. Esta ausencia estaba totalmente prohibida en la época de la vendimia.

A Tomás Urrutia Isasi se le siguen renovando los contratos cada cuatro años, siendo el último el de 1759. El pujante desarrollo económico de la Villa se refleja en el aumento de las caballerías para los trabajos agrícolas. Parece ser que Tomás Urrutia tenía problemas de vista y ésta le creaba indisposiciones en el desempeño de su trabajo, por lo que acuerdan que su hermano Martín “Maestro aprobado en ambas facultades” le pueda ayudar y suplir cuando fuera necesario.

El siguiente contrato de 1763 se hace ya con Martín Urrutia Isasi, manteniendo las mismas condiciones que los anteriores. Martín se había establecido años antes en Elciego junto a su hermano y contrajo matrimonio con la hija del albeitar de Cenicero, al que le tuvieron como fiador en los contratos. De este matrimonio nacieron dos hijos, en 1754 y 1759, continuando la primera hija su vida en la Villa.

En 1765 se vincula la Villa con otro maestro albaitar, Manuel Moreno, de Logroño. Para que “asista a herrar y curar a todas las caballerías sanas y enfermas que al presente tienen y en adelante tuvieren en esta villa sus vecinos y moradores por espacio de dos años” . Tiene como salario por cada caballería mayor 6 celemines de trigo y por la menor a 3 celemines “de buena calidad” . Su tarifa era la siguiente: por cada herradura en caballería mayor, 11 cuartos y por menor 8 cuartos. Tenía también la opción de ajustar la caballería por todo el año, que entonces sería de 33 reales.

En 1769 se trae otro maestro albaitar de Logroño, de nombre Pedro Pastor. Las condiciones poco varían de las tenidas hasta ahora. Por cada caballería mayor cada vecino pararía 6 celemines de trigo de buena calidad y por la menor 3 celemines. En el caso de la colocación de herraduras, a las de caballería mayor 11 cuartos, con la condición de tener cuatro “clavezas” en cada lado. Si fuera caballería menor, es decir los asnos y burras, sería de 8 cuartos. Se sigue admitiendo la posibilidad de ajustarse por año con el herrador con un máximo de 33 reales. Tomás Pastor era hijo de albeitar, del misno nombre y apellido, y tuvo en su progenitor el aval necesario para cubrir el servicio en caso que tuviera alguna ausencia forzada o voluntaria con permiso de la Justicia local.

En 1770 Pastor excusa su situación al haber contraído matrimonio “con una hija de la ciudad de Estella y no haber podido conseguir viniese a vivir su mujer a esta Villa” en un memorial que el Ayuntamiento lo admite y un nuevo Concejo General decide que hay que contratar otra persona, porque la población y sus animales necesarios para el sustento de ella, no pueden quedar desatendidos. Se hace contrato a un maestro herrador de Vitoria, de nombre Santiago López de Ylarraza. Las condiciones son las mismas que en los contratos anteriores, si bien hay detalles de redacción dignos de mencionar, como la de “curar a todas las caballerías de los vecinos y moradores de esta Villa de las enfermedades que tuvieren, así mayores como menores” . El salario mejora ya que es ahora de una fanega de trigo en cada yugada por un año y media fanega por cada caballería mayor y menor. Por la atención de las crías no llevará salario alguno. La colocación de herraduras sigue manteniendo los precios: la caballería mayor 11 cuartos por cada herradura y por la menor 8 cuartos. Siempre con el condicionante de que han de tener 4 clavezas en cada lado.

No llegó a finalizar su contrato y fue despedido por no haber asistido al gusto de los vecinos que tenían más caballerías de la Villa. El asunto fue tratado en Concejo General y se aprobó su despido, autorizando a los del Ayuntamiento que pronto tomaran los servicios de otro maestro albaitar. Para atender el servicio se contrató a Clemente Alaba, asentado en Nájera, pero originario de Hueto. Las condiciones: por cada yugada mayor una fanega de trigo por un año y si es por una caballería mayor, media fanega. Si la caballería fuera menor, 3 celemines y por las crías recién nacidas no podrá cobrar salario alguno. Otro caso sería si los dueños reclamaran los servicios del albaitar, en ese caso lo cobraría de su cuenta. En lo refernte a las herraduras, si es caballería mayor a 11 cuartos y por la menor 8 cuartos; poniendo como condición que las herraduras tienen que tener cuatro “clavezas” en cada lado. Sigue vigente la fórmula de vincularse un dueño con todo el herraje de sus caballerías por un año por el precio máximo de 33 reales. Esta fórmula la promovían los mayores propietarios, que gobernaban el municipio y tenían el mayor número de caballerías mayores para trabajar sus haciendas. Sigue el condicionante riguroso de que no puede salir del municipio sin avisar a la Justicia y en caso de tener que ausentarse tiene que poner otro maestro albaitar a su costa.

Clemente de Alaba se asentó en la Villa donde nacieron sus hijos y donde ejerció su profesión hasta finalizar el siglo. En el último contrato se le hizo en 1796 y en los preámbulos reflejan que le renuevan el contrato “atendiendo a las notorias calidades y apreciables circunstancias del mencionado Clemente de Alaba”. En relación con los contratos anteriores hay variaciones importantes reflejando que la asistencia a las caballerías debe ser con toda puntualidad y haciéndoles las visitas correspondientes y necesarias. Como salario se le abonarán 22 reales por cada caballería mayor y 11 reales por la menor y este salario debe ser por adelantado. Según refleja el contrato, el adelantar el salario en razón de la caballerías de cada vecino se ha convertido ya en una costumbre. Por las herraduras también hay un incremento de tarifas: 14 cuartos para las mayores y 10 cuartos para las menores.

Ya a principios del siglo XIX siguió con el oficio su hijo Antonio de Alaba Chávarri, siendo éste el único albaitar y herrador nacido en la Villa; como hemos comprobado, todos los demás vinieron de otras poblaciones.

Matías Gil Bezares, un herrero con huella en Elciego en el siglo XVIII


  Matías Gil Bezaresen inbentarioak, zehaztasunez adierazten ditu XVIII.mendeko erremintariak erabilyzen zituen erremintak.

Matías Gil Bezares, nacido en Bentosa en 1716, vino a nuestra villa a ejercer el oficio de herrero con apenas 20 años. Al poco tiempo, en 1738 contrajo matrimonio con su primera mujer, María Bernarda Medrano Martínez, con la que tuvo una generosa descendencia de nueve hijos e hijas.  En 1741 fallece el herrero oficial, Pedro Atena y al año siguiente Matías Gil firma el primer contrato con el Ayuntamiento como herrero oficial.

   El oficio de maestro herrero era de suma importancia en un pueblo donde se necesitaba dotar de herramientas a una población dedicada a la agricultura y que tenía en los viñedos su principal fuente de riqueza. Por eso, tanto para cubrir la ausencia de un maestro herrero como para renovar el contrato del oficio, era un tema del Concejo. En esta Asamblea General se detallaban las bases de la contrata e incluso la selección del maestro herrero si había más de un solicitante. Los contratos se renovaban cada cuatro años; aunque hay también períodos de vigencia de dos años.

   Matías Gil Bezares, aparte de dejar durante unas décadas el apellido “Gil Bezares”, típica fusión de dos apellidos en uno en este siglo XVIII, desarrolló oficialmente la herrería en Elciego entre 1742 y 1771. Le sucedieron en el oficio su hijo José Vicente Gil junto con su yerno Pedro González.

   Tras enviudar de este primer matrimonio, se casó con Antonia Navarrete Ocio con quien tuvo otros tres hijos/as más. Un tercer matrimonio con Magdalena Alvarez de Castañeda (viuda del cubero Matías Ruiz de Escudero) le acompañó hasta su muerte en 1776.

   El oficio de herrero consistía en  “asistir puntualmente a todos los vecinos y moradores de la  villa, aguzar sus herramientas y hacer las que le pidiesen nuevas o echar bocas de acero y demás tocante a su oficio” . El local, la fragua, era de propiedad municipal y estaba ubicada en la que se denominó calle Herrerías (en algún documento anterior llega a llamarse calle Cuchillería). Este oficio tenía dos vertientes de negocio. Una era la de fabricación y composición de herramientas para el trabajo, con precios marcados en las licitaciones públicas, y otra la de aguzar y afilar la herramienta a todo vecino o morador que se aproximara a la fragua. Por esta segunda actividad el Ayuntamiento, como pago colectivo,  le proporcionaba anualmente una cantidad de trigo. Hay contratos en los que se fijaban en 52 fanegas de trigo, bajando en alguno hasta 38 ó 40 fanegas. Este pago municipal se hacía repercutir en la población a través de un “rol del herrero”. En este listado la mayoría de la población pagaba 2’5 celemines; oscilando entre 1’5 celemines en pocos casos hasta los de 12 o 15 celemines que aportaban los más hacendados.

¿Qué herramientas componía o creaba el herrero?. Hay pequeñas variaciones en los precios y también en el matiz de si el demandante aportaba una libra de hierro o no. Agrupando unos años con otros, podríamos resumirlas en este cuadro:

  • Azada nueva de peso alrededor de 10 libras: 23 rs
  • Azada nueva de peso alrededor de 9 librs: 20,5 rs
  • Si se quisiera una de más peso, las pagarían al precio como hacen en Navarrete o Fuenmayor.
  • Por cada calzadura en la azada 7’5 rs
  • Si se calzaba en barra, 14 rs
  • Si se echa una boca de acero en las azadas o azadones, con hijs 5’5 rs y sin ellas 4 rs.
  • El azadón nuevo, 12 reales
  • Si se calzaba el azadón 7’5 rs
  • Si se calzaba en barra 7,5 rs
  • Si se calzaba en boca 4 rs.
  • La reja nueva 16 rs
  • Si se calzaba en barra, 13rs
  • Si se le hace media calzadura, 7’5 rs.
  • Si la reja era para yugada, se le echaban dos puntos y si era de mida yugada una punta. Cada calzadura de reja era a 8 rs. Si se echaban más, 2 rs si era de hierro y 3 rs si era de acero.
  • La hoz de podar, 8 rs.
  • La hoz de segar, 2 rs.

   Interesante es también el Inventario que hubo que hacer tras su fallecimiento inesperado en 1776, ya que había dos hijos menores de distintos matrimonios. El inventario y precinto de los bienes era una atribución de la Alcaldía por la que mandaba recoger las llaves donde se hallaban los bienes para inventariarlos, al igual que la hacienda, poniéndose todo en depósito. Posteriormente se instruían unas diligencias para que los curadores que se nombrasen velaran por la protección de los menores. La confección de este inventario, al haber varios bienes inmuebles y recopilación de deudas, censos o pagos a realizar, duraba más de un día. En este caso fueron necesarios cuatro.

   Analizando los enseres personales y la vestimenta que aparece en este documento, podríamos decir que Matías Gil Bezares era una persona presumida; al que le gustaba el buen vestir, tanto en variedad como en calidad. De una manera especial tras su último matrimonio, donde ya gozaba de un prestigio social importante, al igual que su mujer. Entre estas vestimentas aparecen un cubertón verde de Palencia, chuya y calzón de paño de Segovia negro, calzones, chupín, chuña, capas de paño de Tarazona, montera de paño negro fino, sobrero, camisas, coletillas….etc.

  

Más relacionado con su oficio se inventarían varias cerrajas de distintos tamaños, picaportes, bisagras, candaos, torrajas para tornillos. Como herramienta propia de su oficio aparecen:

  • Un yunque
  • Dos fuelles
  • Piedra de amolar, con su virgonia
  • Una virgonia y otra pequeña ( birgonia se denomina a un yunque que tiene dos cuernos: bi-gornia)
  • Cuatro martillos grandes de hierro
  • Dos martillos pequeños de hierro
  • Cinco pares de tenazas
  • Dos manerales para abrir las azadas
  • Dos manerales para abrir hachas
  • Once barras de hierro de distinto peso

   Matías Gil Bezares, aparte de su faceta herrerística, era persona negociante que supo invertir el dinero en bienes inmuebles, junto con los que por matrimonio se le iban acumulando.  Llegó a tener una hacienda de casi 100 obradas de viña en 17 parcelas y alguna finca yeca o de sembradura (el trigo le provenía por su oficio, por lo que el interés estaba más en el viñedo y el vino). Ese año de 1776 había recogido 540 cántaras de vino que tenía en su cueva en el barrio de Barrihuelo. Disponía también de un lago de piedra de 80 cargas de uva y dos cubas. Durante su último matrimonio había adquirido también otra cueva. Disponía de 3 casas en la parte baja del pueblo, como se baja a las bodegas.

   Como buen negociante de su época, también hubo de reflejar en ese inventario la multitud de deudas a su favor que tenía: cántaras de vino que prestó para rellenar cubas, préstamo al mesonero y a otras personas, herramientas que le debían, candados prestados,….Estando incluidos en ellas unas cantidades importantes de los trabajos pendientes de cobrar a las personas más relevantes del pueblo.

   Parece ser que Matías fue generoso con sus hijos e hijas, tanto en la donación y cesión de utensilios y materiales a su hijo José Vicente para que continuara con el oficio, como en la boda de su hija Vicenta, a la que le dotó de basquiña, guardapié de sempiterna verde y una buena selección de telas de ruan crudo, camelote de mezcla, forro, barba ballena, seda, bayeta de varios colores, puntilla…para la confección de prendas y vestimenta.

   Como curiosidad de ese Inventario, aparecen gastos que se realizaron en la boda de su hija Vicenta: Tres libras de chocolate a 6’5 rs la libra, 12 rs de carne, dos cántaras de vino, 5 libras y media de dulces que costaron 20rs y seis cuartos, una libra de bizcochos, 32 cuartos, media libra de azúcar rosado, 2 rs y 8 mvs…más 4 cántaras menos cuartilla de vino que dio al matrimonio a 5’5 rs cántara.

(Fotografías tomadas del Archivo Histórico de Protocolos de Alava. 1776 Manuel Ramírez Prot7752)

1792.- Contrato de Maestro Herrero para la Villa

XVIII.mendean errementaria izatea, Udaletxeko helburuetariko bat zen, izan ere, soroetan beharrezkoak ziren erremintak egin eta konpondu egiten zituzten»

A lo largo del siglo XVIII una de las preocupaciones importantes de la población era la disposición en la Villa de un Maestro Herrero que satisficiera las necesidades generadas en los trabajos del campo.

A este Maestro Herrero le confería el atender todo lo concerniente a la fabricación y mantenimiento de las herramientas de trabajo de los campos. Herramientas sencillas que fueron imprescindibles hasta hace pocas décadas y que las hemos conocido a pesar de la mecanización de las labores del campo e incluso del empleo de la tracción animal, imprescindible para nuestros padres y abuelos.

 La contratación de un maestro herrero para la Villa era un asunto tan importante que trascendía los de gestión directa del Ayuntamiento. Era el Concejo General el que decidía sobre esta provisión o nombraba a unos comisarios para que buscaran los servicios de un buen maestro herrero . Solían hacer contratos por cuatro o cinco años de duración. En concreto en este referente a 1792, el salario anual estaba dotado de “cuarenta y dos fanegas de trigo de dar y tomar”, que se tendrían que aportar entre todos los vecinos y moradores de la Villa. No hay que olvidar que a finales del XVIII la actividad agrícola, tanto en tierras de pan como en los viñedos, era muy intensa, por lo que la necesidad de proveer de herramientas para los trabajos y mantenerlas en buenas condiciones, era uno de los intereses más importantes de los hacendados y de los jornaleros.

Este contrato de 1792 se vincula con dos herreros: Simón Gil Bezares Medrano y Gregorio González Gil Bezares. El primero, nacido en Elciego en 1756 era hijo de otro herrero de larga trayectoria, Matías Gil Bezares; venido de Bentosa a la Villa en la década de 1730, matrimoniando con María Bernarda Medrano en 1738. Este herrero, que siguiendo la moda de la Villa en este siglo, unió los dos apellidos en uno solo, matrimonió en dos ocasiones más con Antonia Navarrete Ocio en 1764 y con Magdalena Alvarez de Castañeda en 1772. . En 1776 falleció de apoplegia a la edad de 60 años. El segundo contratado, Gregorio Navarro Gil Bezares, era pariente del primero y vino de su Laguna natal a la villa a ejercer la herrería con su primo.

Si nos fijamos en las condiciones del contrato vemos por una parte la influencia del Ayuntamiento sobre la herrería y por otra parte las herramientas más frecuentes que se fabricaban o acondicionaban para los trabajos.

1.- Los maestros herreros han de “aguzar las herramientas de labranza a todos los vecinos y demás personas de este pueblo con la mayor puntualidad y sin excusa alguna”, teniendo para ello dos fraguas. Dentro o fuera de la de la Herrería de la Villa y con dos personas que las regenten con sus criados respectivos “para el buen surtido del pueblo”.

2.-Por cada azada nueva que hiciesen con peso de 10 libras y media a once, “echándole una libra de acero”, se les ha de pagar 26 reales. La menor de nueve libras, 22 reales.

3.- En este capítulo habla de las tres herramientas que más sufrían el deterioro del trabajo y que eran imprescindibles en todas las haciendas.

Las azadas. “Por cada azada que entrasen en barra echándole una libra de acero y con igual peso que las anteriores, se les ha de pagar a 19 reales. La que calzasen con iguales circunstancias y hechándole dos hijas, 9 reales

Los azadones. “Por la calzadura de azadón, 8 reales. De cada boca de acero en azadas y azadones, echándole una libra de acero y dos hijas, 5 reales y medio. Por cada azadón nuevo de peso de nueve libras, echándole una libra de acero, 18 reales. Por entrarlo en barra 10 reales y por una calzadura, 7 reales.”

Las rejas de los arados. “ Por cada reja nueva, 19 reales. Por entrarla en barra, 15 reales y por la calzadura, 9 reales. En los arreglos de las rejas, el que tenga yugada le han de echar dos puntas cada año, llevando los dueños el material y al de media yugada, una punta. Las demás que echasen de yerro se les ha de pagar 2 reales por cada una y 3 rs por las de acero.”

4.-  Otras trabajos más ocasionales, como la fabricación de pequeñas rejas para las ventanas, cerraduras o cerrojos, eran demandados por el vecindario. Por eso ponen una condición a los Herreros, que “han de mantener un maestro cerrajero para trabajar todas las cosas delicadas que se ofrecen en esta Villa

(Archivo de Protocolos de Alava, 1792, Manuel Ramírez Prot.7765)

1780.-Obligación de aprendizaje de ensamblador tornero y componer arados

   Lanbidea ikasteko modu partikular bat, ikaskuntza kontratu batekin artisau maisuarekin bizitzea zen, bai bere etxean eta baita bere tailerrean. 1780ko agiri honek, zehaztasun interesgarriak ematen dizkigu, ikaskuntza modu honi buruz.

El oficio de carpintero ha estado presente en la Villa a todo lo largo del siglo XVIII en sus distintas versiones. 

Buenos artesanos de la madera, tanto foráneos como los que se fueron asentando en Elciego, participaron con protagonismo en las construcciones de las casas palaciegas (vigas, cabrios, artesonados, ventanas, puertas, …).

    La construcción de la ermita, así como las pinturas del crucero de la Iglesia Parroquial  y la posterior construcción de la Nueva Sacristía necesitaron de buena madera y diestros maestros del ensamblaje para levantar andamiajes que sostuvieran las dovelas y los sillares durante su construcción o permitieran a los maestros pintores llegar a las bóvedas del templo.

   Una de las variedades de este trabajo de carpintería estaba relacionada con la propia actividad agrícola, que a lo largo este siglo tuvo un crecimiento importante. En concreto se necesitaron buenos maestros cuberos,  la mayoría venidos de la parte norte de las Vascongadas y que se fueron asentando en Elciego debido al aumento de la demanda originada por la mayor producción vinícola. Dentro de esta actividad va surgiendo la necesidad de fabricar trujales con buenos y resistentes usos de madera y también arados para el cultivo de la tierra. De esta nueva necesidad aparece el oficio de ensamblador, tornero y componedor de arados.

   Ramiro de Besga Ugarte, un joven maestro artesano nacido en Nájera, se desplaza  en la década de 1760 a Elciego, acompañado de su mujer Juana Agustino Puente, natural de la aldea burgalesa de Quintanilla de San García. En nuestra villa van a nacer los cinco hijos habidos en este primer matrimonio.

   Los oficios artesanos eran transmitidos por parte de los maestros ya reconocidos a jóvenes aprendices por medio de contratos de aprendizaje. Los alumnos, cuando ya estaban considerados diestros en el oficio, buscaban pasar un examen de reconocimiento por oficiales para poder demostrar así su conocimiento y reconocimiento en esa especialidad. Para muchos jóvenes el vincularse durante unos años con un maestro artesano y aprender el oficio, era una salida interesante para su proyecto de vida.

  De esta opinión fue Nicolasa Fernández, una viuda de Leza, quien puso a su hijo Antonio Barrón en las manos del maestro tornero Ramiro Besga , para que le enseñara el oficio. El aprendizaje lo acordaron bajo un documento público y tendría una duración de seis años. Las condiciones que en él establecieron nos dan una idea detallada de la vinculación que existía entre el aprendiz y el maestro del oficio.

  • El maestro tornero tendría en su casa al aprendiz por espacio y tiempo de seis años para enseñarle los oficios de tornero, ensamblador y componedor de arados.
  • El maestro le atendería en todo lo relativo al aprendizaje así como le daría alimentación. La comida sería la misma que la del maestro y su familia.
  • A los tres años del aprendizaje le proporcionaría una escudilla de vino. Al cuarto año dos y en el último tendría plenos derechos sobre el consumo de vino: tres escudillas de vino a la comida y dos en las otras comidas y meriendas.
  • No le podría mandar ir a por agua ni barrer. En caso de que lo hiciera, debía ser que el aprendiz quisiera ejecutarlo por su gusto.
  • La vestimenta, el calzado y otros enseres necesarios para su mantenimiento eran por cuenta de la madre.
  • El precio del aprendizaje y la estancia eran en total de 200 reales; pagados la mitad al segundo año y la otra mitad el día que concluya el periodo de aprendizaje.
  • Si el muchacho se marcara de casa del maestro sin motivo alguno, la madre lo haría volver. En caso que no lo hiciera, la madre tendría que pagar al maestro 200 rs por cada año que faltase.
  • En caso de que el maestro o el aprendiz fallecieran durante este período de compromiso, éste desaparecía por una y otra parte.

   Como todo contrato llevaba el aval de un fiador, vecino de la villa, con todas las cláusulas, fuerzas y firmezas necesarias para su cumplimiento y con la obligación de su persona y bienes presentes y futuros.

1797 el contrato de aprendiz de cantero de José Ramón Mendieta con el cantero Antonio Uribe

Antonio Uribek oso hargin ospetsua izan zen Eltziegon. Uribe abizena berak eta bere anaiarekin batera gure herrira ekarri zuten.

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Antonio Uribe Aranguren (Ojanguren según otras transcripciones) nació en Aramaiona, en el barrio de San Pedro de Uncilla en 1754.  Vino de joven a Elciego a trabajar de cantero y casó en 1781 con Lorenza Fuertes Valdelana a la edad de 27 años. En toda esta primera etapa realizó numerosos trabajos para la Iglesia y el Cabildo: enlosado de la bajada de las escaleras del exterior desde la plazuela de la Iglesia (1783), perforación en la pared de la puerta de la nueva sacristía ( 1794), cornisas y suelo de la anteiglesia ( 1795), trabajos en la cueva de la Iglesia  ( 1796), escaleras de los púlpitos ( 1796)…

Cuando estaba inmerso en esta continuada actividad para el Cabildo, firma un contrato para enseñar y mantener a un muchacho de su Aramaio natal: Joseph Ramón de Mendieta.

Según indica el contrato, le tendrá en su casa durante treinta meses para enseñarle el oficio de cantería y obras, manteniéndole en lo necesario: comida, bebida y cama, dándole un par de zapatos cada año. Por toda esta ayuda le dará 400 reales.

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1797-03-05 ESCRITURA DE APRENDIZAJE DEL OFICIO DE CANTERIA OTORGADO POR JOSEPH Y JOSPEH RAMON DE MENDIETA PADRE E HIJO VECINO Y NATURAL DE ARAMAIONA Y ANTONIO URIVE VECINO DE ESTA VILLA

En la villa de Elciego a cinco días del mes de marzo de mil setecientos noventa y siete años ante mí el infraescripto escribano y testigos parecieron presentes de la una parte Antonio Uribe, vecino de esta villa y Maestro de Obras y Cantería y de la otra Joseph de Mendieta y Joseph Ramón de Mendieta, padre e hijo, vecino y natural de la villa de Aramayona de la Anteiglesia de Echagüen y dijeron que el referido Joseph Mendieta tiene tratado con dicho Antonio Uribe el poner en su casa al citado Joseph Ramón Mendieta su hijo para que le enseñe el dicho oficio de cantería y de obras, y para que tenga efecto en la mejor vía y forma que más haya lugar en derecho, Otorga el referido Antonio Urive que se obliga con su persona y bienes presentes y futuros a tener en su casa y poder al mencionado Joseph Ramón de Mendieta por tiempo y espacio de treinta meses, que darán principio desde hoy día de la fecha en cuyo tiempo le ha de enseñar el oficio que ejerce el dicho Antonio Uribe, manteniéndolo de lo necesario de comida y bebida y cama, y dándole en cada año un par de zapatos, Y además de esto le ha de dar en dichos treinta meses 400 reales vellón y en el caso que el citado Joseph Ramón no cumpla el tiempo que ha estipulado por enfermedad o por otro cualquier motivo que irse de su casa, ha de ser visto se le haya de rebajar a proporción de la soldada que le lleva ofrecida de los días que faltase, siendo de cuenta del padre el buscarlo en caso de marcharse y mantenerlo del vestido necesario. Y enterado el citado Joseph Mendieta de cuanto va expresado dijo aceptaba y aceptó esta escritura en todo y por todo y se obligaba y obligó con su persona y bienes presentes y futuros a que el dicho su hijo cumplirá en todo y por todo el oficio de aprendizaje sin faltar en cosa alguna, al que vestirá a su costa de todo lo necesario y en caso de enfermar le atenderá con los remedios y gastos conducentes y en el tiempo que faltase por escaparse u otro motivo se le descontarán del tiempo que va referido y le buscará a su cuenta lo que hará como su fiador quien hace de deuda y fecho ajeno suya propia con todas las cláusulas, fuerzas y firmezas necesarias.

Y para su observancia y cumplimiento todas las dichas partes por lo que a cada una toca, o tocar puede, dan poder a las justicias y Jueces de su Majestad competentes a quienes conforme a derecho de esta causa pueda y deban conocer, recíbenlo como por sentencia definitiva pasada en autoridad de cosa juzgada consentida y no apelada renuncian todas las leyes fueros, y derechos del favor de cada uno con la que prohíbe la General renunciación en forma. En cuyo testimonio lo otorgaron así ante mí el dicho escribano de su Majestad y vecino de esta dicha villa, siendo testigos Don Manuel Ramírez, Manuel de Beitia, y Andrés de Gocheaga, vecino y estantes en ella y los otorgantes que yo el escribano doy fe conozco lo firmo y el que sabía y por los que no un testigo

Antonio de Uribe

Por testigo Andrés de Gocheaga.- Ante mí el escribano Miguel Fernández Munilla y Muro

(Archivo de Protocolos de Alava.- 1797 Miguel Fernández Munilla Prot 7659)

 

Los Serenos en Elciego

XIX. mendearen bukaeran, Udalak modernizazioa eta erakundeko pertsonen gizarte-bizitzaren interesa izan zuen.

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En la segunda mitad del siglo XIX las ciudades y municipios importantes van organizando y a la vez regulando la vida social y local. Es la época donde surgen muchas ordenanzas municipales y con ello el inicio de las policías locales. Así en Vitoria, capital del territorio y ciudad a imitar en muchos aspectos, en 1830 nacen los serenos; un cuerpo “semipolicial” para garantizar la seguridad nocturna de la población. Su presencia en las calles desde la caída del sol hasta el amanecer, evitaba robos, auxiliaba a los ciudadanos e incluso socorría en casos de necesidad como podría ser un incendio, o la intervención del médico o del cura. No utilizaban armas, pero sí se les proporcionaba un palo o “chuzo”, un silbato y una ropa apropiada para las inclemencias nocturnas; aparte de un farol con el que se alumbraban en la oscuridad. Los llamados “zapatos de abrigo” era otra prenda imprescindible para equipar a los serenos.image-0005
Las experiencias de la capital fueron pasando poco a poco al resto de municipios. Y en este aspecto, Elciego siempre ha sido un referente de modernidad en la Provincia.
El primer planteamiento de la figura del sereno se realiza en marzo de 1878, a través de una propuesta de Don Eliodoro Ramírez Sáenz de Olano para “la seguridad individual y conservación de interés de los materiales”. El Alcalde Don Galo García nombra una comisión para su estudio y puesta en funcionamiento. Y así, al mes siguiente, a través de un bando, se sacan a concurso dos plazas de sereno; siendo elegidos Ángel Ibáñez y Camilo García para ese año.

La figura de los serenos se ve reflejada en las Ordenanza Municipales de 1880, impresas al año siguiente para su difusión por la Diputación de Alava. En el Título Prelimiar se habla de cuatro guardas serenos que “se regirán por un reglamento especial para el cumplimiento de sus cargos”.
En 1885 se elabora un reglamento de serenos en el que se contemplan las funciones a través de 13 artículos. Los cinco primeros hacen referencia a aspectos generales: organización, nombramiento, sueldo….
Artículo 1º.-Para el servicio de vigilancia nocturna habrá un número necesario de serenos distribuidos por varios y un Jefe en todo el distrito.
Artículo 2º.-Los vecinos del distrito estarán organizados por brigadas y desempeñarán sus funciones bajo las órdenes e inspección inmediata de su respectivo jefe del distrito.
Artículo 3º.-El Jefe del distrito acudirá todos los días a recibir las órdenes e instrucciones convenientes del Señor Alcalde y nombrados por el Ayuntamiento digo o de la persona que éste delegue a la hora que designe.
Artículo 4º.-Los serenos serán propuestos por el Alcalde y nombrados por el Ayuntamiento.
Artículo 5º.- La dotación de los serenos será de una peseta veinte y cinco céntimos diarios.

El Artículo sexto hace referencia a las funciones del Jefe de serenos:

Artículo 6º.-Las obligaciones del Jefe de Serenos son las siguientes:
Presentarse diariamente al alcalde a la hora que éste designe para recibir las órdenes que ejecutaran y harán ejecutar puntualmente a su subordinados, vigilar toda la noche el exacto y puntual cumplimiento de sus deberes por parte de los serenos. Dar inmediatamente al alcalde o persona delegada de cualquiera novedad que ocurriese. Impedir la reunión sospechosa y disolverla caso contrario con el auxilio de los serenos.
Hacer cerrar las puertas de los establecimientos públicos a la hora prescrita por las ordenanzas municipales, reunir en la casa consistorial todas las noches a los serenos para pasarles revista personal de armas y efectos, comunicarles las órdenes que tuviese y disponer que cada uno ocupe desde luego el puesto que respectivamente tuviese señalado.
Distribuir los serenos en las calles o puntos en que los creyese más a propósito, reprenderles por causas leves y suspenderles en caso de negligencia o exceso culpable, dando cuenta inmediatamente al alcalde.
Proteger las personas e intereses de los habitantes, tanto en las calles como en sus casas, acudir inmediatamente a donde se reclamase un auxilio, y secundar las órdenes de las autoridades constituidas en casos urgentes, sin descuidar el objeto principal de su instituto.
Prender a los ladrones y malhechores infraganti y a toda persona que perturbe el orden y la tranquilidad y proponiéndole a disposición del Alcalde quien dará parte inmediatamente de la detención.”

El Artículo séptimo hace referencia a las funciones concretas de los propios serenos:

Artículo 7º.-Las obligaciones de los serenos serán las siguientes:
Presentarse todas las noches para recibir sus órdenes antes de empezar el servicio y ejecutarlas puntualmente.
Rondar en invierno desde las ocho de la noche y en verano desde las nueve hasta el amanecer, por toda la extensión o perímetro que les esté señalado, anunciando la hora en invierno desde las nueve y en verano desde las diez en adelante.
Proteger las personas y los intereses de los habitantes de la población acudir con presteza a donde se les reclame su auxilio llamando en caso necesario a sus compañeros por medio del pito, y prender infraganti a los ladrones malhechores y perturbadores del sosiego público.
Impedir toda reunión sospechosa disolviéndola en caso necesario.
Hacer cerrar las puertas de los establecimientos públicos después de la hora prefijada en las ordenanzas municipales.
Prestar auxilio a los vecinos que lo reclamasen en caso de necesidad como para llamar facultativos buscar medicamentos y otros semejantes.
Recoger los niños pobres y mujeres perdidas que encuentren en las calles llevándolas a los puntos que les tengan designado el jefe del distrito.
Auxiliar a todas las autoridades de la población en el servicio que les pidieren, sin desatender el objeto principal de su instituto.
Impedir en las horas de quietud para los vecinos gritos voces descompasadas y cuanto pueda impedir el reposo de la población.
Dar cuenta al jefe del distrito de cualquiera cosa notable que observasen.
Vigilar el alumbrado público y dar cuenta de cualquier falta o novedad que notasen.
En los casos de incendio siendo de noche dar aviso al campanero de la Parroquia para que haga la debida señal y al oficial de voz y caja para que inmediatamente salga con la caja anunciando el sito del siniestro y finalmente avisar a la autoridad y sus dependientes.”

Es interesante remarcar aspectos curiosos como lo de “recoger niños pobres y mujeres perdidas”, como si de una ciudad se tratara. La comunicación a través del “pito” o silbato para cualquier emergencia. El poder desarrollar la alarma ante un incendio a través del campanero y del oficial de voz. En definitiva, toda una organización para garantizar “el reposo de la población”.

Los últimos artículos son más genéricos, siendo curioso el fondo de las multas, donde se contempla también una gratificación a los serenos que cumplieran con fidelidad el servicio. La gorra es uno de los distintivos de su función; con las iniciales S.M. (Servicio Municipal) y en ocasiones se permite la utilización de armamento con permiso de las autoridades provinciales.

Artículo 8º.-Todo insulto, acometida o desobedecimiento hecho a los serenos o a su jefe se consideran como directo a la autoridad y será castigado con arreglo a ello.
Artículo 9º.-Las faltas de los serenos serán castigadas con la suspensión de sueldo por uno o más días, las graves con la destitución sin perjuicio de entregarlos al tribunal competente si las faltas así lo exigiesen.
Artículo 10º.-Las cantidades procedentes de la suspensión de sueldo por uno o más días formará un fondo común a disposición del Alcalde con el cual premiará este a los serenos que se hayan distinguido en el cumplimiento de sus deberes.
Artículo 11º.-Los serenos usarán de distintivo una gorra con las iniciales S.M. y armamento el siguiente: carabina y bayoneta autorizados por el S. Gobernador Civil de la provincia.
Artículo 12º.-En caso de que el encargado del alumbrado público cediere el cargo enfermedad o falleciere sea de cuenta de los serenos el alumbrado sin retribución alguna.
Artículo 13º.-Los días festivos estarán los serenos a las órdenes del Sr. Alcalde lo mismo que en las patrullas de Semana Santa o alguna otra función religiosa”
Elciego 4 de noviembre 1885.

Los serenos eran contratados anualmente, respetando el derecho a ser renovados si así lo manifestaban y el comportamiento había sido correcto. Como anécdota traemos aquí la ocurrida en 1896, en la que el sereno se quedó dormido y le sustrajeron la carabina. Se le suspendió de empleo y sueldo; aplicándole una sanción de abonar cada mes la cantidad de cinco pesetas hasta completar el pago de la carabina.

Sin ser función propia de los serenos el alumbrado público, la vigilancia de éste estaba presente en sus rondas. En Elciego en la década de los 1890 estaba instalado ya el alumbrado nocturno
Serenos de finales del XIX fueron: Romualdo Entrena, Gregorio Uribe, Pantaleón Núñez, Zacarías Trespaderne, José Bázquez Iglesias, Pedro Jiménez, Dámaso Aréjola San Martín, ….

La vigilancia de la zona de las bodegas de Barrihuelo era un punto importante por lo alejado del núcleo de población y también por la propia bodega del Marqués de Riscal. Ésta solicita en 1897 los servicios de Valentín Calcedo Ruiz, un guardia civil retirado que al tener permiso de armamento se le nombra “guarda particular jurado nocturno”, con autorización del Ayuntamiento. Así comienza el llamado popularmente “Sereno del Riscal” hasta el último tercio del siglo XX, siendo Eusebio Ibáñez Pardo uno de sus últimos protagonistas.
1912 reglamento
En 1912 se adapta el antiguo reglamento a las nuevas realidades. Desaparece el cargo de Jefe de los Serenos, que creemos que en la práctica nunca existió. Se fija las diez de la noche como hora de comienzo de las rondas para todo el año, hasta la salida del sol. Se les añade otras obligaciones como las de “trabajar para la villa en aquellas labores que se les encomienden, tales como reparar las calles, aceras, arreglo de caminos, conservación y arreglo del arbolado y demás que se les encomiende,..”. Otra de las aportaciones es la de la prohibición expresa de que hagan el servicio juntos, “ por tanto permanecer cada cual en su respectiva demarcación anunciando las horas, medias y cuartos y el estado del tiempo.”. Como armamento se sigue utilizando la bayoneta-machete y la tercerola ( nombre popular de la famosa carabina Mauser).También se fija el sueldo en 1 peseta y 5 céntimos diarios.
Uno de los últimos serenos fue Rufo Barruso Fernández, a quien en algún escrito en vez de sereno se le denomina “celador nocturno”.

Un recuerdo de nuestros mayores recordando las voces de «Serenooo»….»vaaa»

1743 Balcón de hierro del Ayuntamiento de Elciego

Pedro Ibañezek, Logroñoko errementari, udaletxearen burnizko balkoia 1743 urtean egin zuen. Gaur Udalak eta errementariak egin zituen kontratoa aipatzen dugu.

TIO PACO EN LA PLAZA- BLOG

Una nueva foto aportada por la familia Bañares nos sirve hoy de ilustración gráfica para este artículo. Aparece Paco Bañares (nacido en Elciego el 29-11-1872), abogado, con atuendo propio de un día de fiesta. Está claro que el documento gráfico es de un día celebración manifestado en el atuendo de las personas y en la balconada engalanada del Ayuntamiento.

Hoy traemos el contrato que se hizo con el herrero de Logroño Pedro Ibáñez para la realización de la balconada en hierro. Posiblemente la anterior fuera realizada en madera con motivo de la reforma total del edificio en 1663 y ochenta años más tarde se opta por sustituirla por una más sólida de hierro. Pedro Ibáñez era un herrero conocido en la zona, pues también realizó en 1762 una balaustra de hierro para el coro de la parroquia de Lapuebla de Labarca.

El contrato está firmado el 14 de septiembre de 1743 y se obliga el ayuntamiento en abonar al maestro herrero 1.300 reales vellón. La colocación debe estar realizada para el día de todos los Santos ( 1 de noviembre) de ese mismo años.

Así reza el contrato oficial:Encabezamiento

«Obligación hecha por la Justicia y Regimiento de esta villa y Pedro Ibáñez vecino de la ciudad de Logroño, sobre la fábrica de un balcón que éste hará a esta dicha villa y Joseph de Ocio como fiador que del susodicho por 750 rs que se le han encargado de presente.
Elciego y Septiembre 14 de 1743
En la Villa del Ciego a catorce días del mes de septiembre de mil setecientos y cuarenta y tres años parecieron ante mí el infraescrito escribano y testigos que abajo se dirán de la una parte la Justicia y Regimiento de esta dicha villa especial y nombradamente, su mvd el señor Don Juan Joseph Ramírez de la Peciña Alcalde y Juez Ordinario en ella, Don Joseph Gadea y Arce y Don Francisco García de Cripán regidores y Francisco Ramírez de Isla Procurador Síndico General y de la otra Pedro Ibáñez como principal y Joseph de Ocio como su fiador para lo que aquí irá expresado vecinos de la ciudad de Logroño y estantes al presente en esta dicha villa y dijeron que el dicho Pedro Ibáñez tenía ajustado con dicha Justicia y Regimiento el hacer un balcón de hierro en la casa consistorial de esta dicha villa con las circunstancias siguientes:
Primeramente que dicho balcón ha de ser el balaustre de original. Las pilastras de las esquinas de dos originales ojadas con sus plantas de media onza de grueso y sus travesaños y las soleras de hierro cellar y su cenefa y la salida que dieren ha de ser de tres baluastrones (¿) y la pilasina (pilasitra)cuatro con tres escriños fuertes y su media caña encima (¿) con la obligación de quepor esta dicha villa se ha de dar así por dicho balcón desde cuanta a la dicha ciudad de Logroño el cual ha de estar obligado dicho Pedro Ibáñez el darlo concluido y puesto en dicha casa consistorial para el día de todos santos del mes de Noviembre de este presente año así más término ni plazo y por precio y valor de mil y trescientos reales vellón que se han ajustado y convenido de los cuales por dicha Justicia y Regimiento de dicha villa se han dado ahora de presente para haya de empezar a fabricar dicho balcón al referido Pedro Ibáñez setecientos y cincuenta reales vellón y la restante cantidad se obliga en nombre de la referida villa dicha Justicia y Regimiento a dárselos y pagárselos para dicho día de todos los santos sin más termino ni plazo alguna de los cuales dichos setecientos y cincuenta reales salió por fiador mancomunado el dicho Joseph Ocio para que en caso de que dicho Pedro no cumpla según va expresado y se le mande vuelva la cantidad que lleva recibida en caso que no lo haga, lo hará dicho fiador, también se me pidió a mí el dicho escribano por dicha Justicia y Regimiento para por fie la entrega dichos setecientos y cincuenta reales que yo el escribano la doy de que a mi presencia y de los testigos que en esta escritura se expresarán e los dichos Pedro IbañezFirma PEdro Ibáñez recibió de dicha Justicia y Regimiento los dichos setecientos y cincuenta reales en moneda de dineros usual y corriente en estos reinos y satisfizo el susodicho de su número calidad y especie los paso a su lado y poder realmente y con efecto y a mayor abundamiento dio y otorgó carta de pago en bastante forma de la referida a favor de dicha Justicia y regimiento en nombre de dicha Villa y con lo dicho unas y otras partes se obligaron con sus personas y bienes muebles y raíces presentes y futuros y la nominada justicia y regimiento con los bienes de dicha villa a guardar cumplir y ejecutar todo lo referido en esta dicha escritura y cualquiera de las partes que a ello faltaren quieren ser compelidas y apremiadas por todo rigor a Derecho y cominados e todas las costas daños intereses y menos que de lo contrario se siguiere y causaren para cuya firmeza y cumplimiento dieron todo su poder cumplido a las justicias y jueces de su majestad competentes renunciándolo por sentencia definitiva pasada en autoridad de cosa juzgada renunciaron todas las leyes fueros y de su favor con la que prohíbe la general renunciación y derechos de ella en toda forma. En testimonio de verdad lo cual otorgaron así en esta dicha villa del Ciego a los dichos día mes y año arriba dicho ante mí el presente escribano siendo testigos Don Joseph Cataran y Don Joseph López de Berriz, presbíteros beneficiados de la Iglesia Parroquial de esta dicha villa y Juan de Sotila vecino de ella y los otorgantes a quienes yo el escribano doy fe conozco lo firmaron cada uno por lo que le tocara y pertenecía
Juan Joseph Ramírez de la Peciña
Pedro Ibáñez
Joseph de Ocio
Ante mí Pedro de Urbina»Fotos(Archivo Histórico Provincial de Alava.- 1743.-Pedro de Urbina, Protocolo 7285)

DANIEL GOMEZ MEDRANO – Tonelero

Arabako Errioxara etorri zenean Jean Pineauk beste esku langintza berri bat ekarri zuen. Geroago Eltziegon garatu zen ofizio berri hau.

1920 Riscal

 

(Taller de tonelería de la Bodega del Marqués de Riscal. aprox 1920)

Elciego tiene una vinculación muy estrecha con el nacimiento y desarrollo de la tonelería en el vino riojano. El oficio de tonelero llegó  a la par que Jean Pineau a nuestras tierras para complementar el trabajo de vinificación al estilo francés. En Laguardia se instaló la primera escuela taller de tonelería bajo la dirección del propio Pineau; proyecto que acabó al igual que el denominado “Medoc Alavés” en 1868.

Cuando Jean Pineau toma las riendas de la recién construida bodega del Marqués de Riscal en 1868, crea un taller de tonelería para poder crear y retocar todas las barricas y toneles que se van demandando en la bodega. Allí se forma y trabaja su hijo Carlos  Pineau junto con un grupo de jóvenes locales, entre los que destacará Justo Murúa, quien posteriormente creará la primer empresa mecanizada de tonelería en el vino riojano. Desde entonces hasta finales del siglo XX la tonelería en Elciego ha tenido presencia muy activa como oficio artesanal.

Fotografía cedida por Daniel Ruiz de Vergara Gómez

En la década de los cincuenta, sesenta, setenta y parte de los ochenta, aparte del taller propio de la Bodega del Riscal, había tres talleres artesanos de reparación y construcción de tonelería en el pueblo. Dos situados en el barrio de Barrihuelo: Hermanos Sáenz y el de Daniel Gómez. Y el tercero situado en los bajos de su casa de la calle Eras: Víctor Pardo con su hijo Baldomero. Tres familias : Sáenz, Gómez y Pardo que continuaron con el oficio de la tonelería transmitiéndolo de padres a hijos.

                                                       (Fotografía cedida por Daniel Ruiz de Vergara Gómez)

 

 

Daniel Gómez Medrano vino a la vida con el propio siglo XX (11-12-1900). Era hijo de Juan María Gómez Marañón, quien trabajaba de bodeguero en la del Marqués de Riscal. Nieto por línea materna de Polonia Ruiz de Escudero Negueruela, hermana de Margarita, la mujer que contrajo matrimonio con el tonelero Carlos Pineau.

Daniel Gómez tonelero dibujo Paco

 

 

 

En la foto de los años 20 de la tonelería de la Bodega del Marqués de Riscal aparece Daniel Gómez en primera línea; instantánea que un nieto suyo (Paco Gómez Pérez) aficionado al dibujo, reprodujo en este trazado.

 

 

 

 

 

 

 

1984 Taller de Daniel Gómez

 

Esta foto de 1984 facilitada por Joserra Elorriaga del taller de Daniel Gómez en el barrio de Barrihuelo, donde trabajaba con su hijo Paco Gómez, ha servido de muy buena excusa para sacar a relucir el valor de la tonelería en Elciego y a uno de esos artesanos, que durante muchos años mantuvieron viva la tonelería artesanal.

LAS YEMAS DE ELCIEGO Y LOS CANNELÉS BORDELAIS

Cussacen egon ginenean Brun familiakoek gozarian gozoki berezi batzuk eskeini zizkiguten, cannelés bordelaise izenekoa eta gainera haiek egindakoa. Azaldu ziguten nola egiten diren eta nola gozoki horiek bat datoz ardoaren kulturarekin. Laister pentsatu genuen gauza berbera sortu zela gure herrian, Pérez gozotegian.

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En la reciente visita que hicimos a Cussac, tras la agradable acogida que nos hizo la familia Brun en su Chateau de Lauga, sin olvidar el agradable e inolvidable trago de cognac que nos obsequiaron de víspera a José Luis Gallego, José Angel Gómez y al que esto sucribe, nos ofrecieron un suculento desayuno. Entre todas las bondades de la mesa, había una que la mujer de Christian Brun nos había preparado con todo el cariño: los canelés . Nos explicó la tradición en la zona de este dulce y su ligazón con la cultura vinícola.  Enseguida tomamos el paralelo en Elciego y en nuestra zona: las yemas.

Tras la venida de Jean Pineau a nuestra zona y cuando se estableció definitivamente en las bodegas del Marqués de Riscal, el empleo de la clara de los huevos para el filtrado de los vinos. El pastelero local, Adrián Pérez, vio en el aprovechamiento de esas yemas de los huevos utilizados en las bodegas una buena salida para su negocio de la pastelería. Así fueron tomando fama en la zona las yemas de Adrián Pérez.

 

 

Adrian Pérez membrete

 

 

Julián Pérez Mena, yemas

 

 

 

Los canelés bordeleses son bastante distintos a las yemas riojanas; pero la base sigue siendo la yema y el azúcar, aparte de un molde muy característico. Pedimos a Madame Brun la receta y nos dejó fotografiarla.

Tenemos en estos pasteles una contribución más a este hermanamiento que estamos trabajando entre Elciego y Cussac fort Medoc.

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La Tejería

Fotografía de la última tejería que ha habido en Elciego. La foto pertenece a la década de los años 70. Anteriormente existieron otras tejerías o tejeras en la población