III Centenario del fallecimiento del Arzobispo D. Manuel Francisco Navarrete Ladrón de Guevara

Aurten, Manuel Francisco Navarrete Ladrón de Guevara Eltziegoko semearen heriotzaren III. mendeurrena ospatzen ari gara. Seme horrek irmotasunez kudeatu zituen bere erlijio-ardurak eta beti izan zuen gogoan bere hiribildua.

Este año conmemoramos el III Centenario del fallecimiento de Don Manuel Francisco Navarrete Ladrón de Guevara. Iniciaremos en el blog una serie de artículos sobre el recorrido de su vida y su figura. Sirva como inicio este artículo que se ha publicado en el Programa de Fiestas de Elciego de 2023.

DON MANUEL FRANCISCO NAVARRETE LADRÓN DE GUEVARA

“ HIJO NATURAL Y PATRIMONIAL DE LA VILLA DE ELCIEGO”

   A lo largo de este segundo semestre se están realizando varios actos para conmemorar el tercer centenario del fallecimiento de este hijo ilustre de Elciego. Nacido en nuestra Villa en 1654, falleció en Burgos en 1723, tras una brillante carrera eclesiástica que dejó su huella allí por donde estuvo y en su propia Villa natal.

   El recorrido vital lo inicia en su Villa en 1654 en el seno de una de las familias más notables de la reciente Villa: los Navarrete. Familia que estaba emparentada con las más acaudaladas e influyentes de Elciego en el siglo XVII: los Ruiz de Ubago, los Ibáñez, los San Juan Bonilla, los Pérez Zuazo….

   Inicia su formación con el maestro de letras de la Villa, Diego Bezares, tal como era costumbre y obligación a partir de los cinco años. Su mente despierta para el estudio, junto con el atractivo personal y familiar de la carrera eclesiástica, le llevan a realizar los estudios para obtener las órdenes clericales, licenciándose en Bachiller Teológico en la Universidad de Irache. Habiendo recibido las órdenes menores, opta a ´la vacante de un cuarto de Beneficio en la Parroquial de San Andrés Apóstol de su villa natal. Esto le lleva a tomar parte del Cabildo eclesiástico de la Parroquia, no sin tener que afrontar pleitos sobre la posesión de ese Beneficiado, algo muy común entre los opositores a los Beneficios Parroquiales.

 En 1675 inicia su andadura por tierras castellanas en la Universidad de Salamanca, estudiando Bachiller en Artes. En diversos documentos de la Villa de estos años aparece como “Licenciado y Beneficiado”.

   En 1678 consigue entrar como alumno becado en el Colegio Mayor de Santa Cruz de Valladolid, uno de los centros más prestigiosos de formación al que acudían los hijos de las élites castellanas. Esta marcha a Valladolid le lleva a nombrar a su hermano Gaspar como apoderado para todos los efectos legales e incluso para el cobro del Beneficio de la Parroquia de Elciego. Sus estudios superiores en Valladolid y su prestigio intelectual y académico van a originar una relación especial entre Navarrete y la ciudad de Valladolid. En 1682 fue Catedrático de Artes en su Universidad; de la que llegó a ser Vicerrector de ella.

   En 1687 obtiene por oposición la plaza de Magistral en la Catedral de Palencia. El Magistral era el encargado de oficiar los sermones, con lo que nos revela las buenas dotes intelectuales y de oratoria de Navarrete. En una partida de bautismo de 1689, en la que apadrina a Angela Isabel Ibáñez Pérez Zuazo, se le describe como “Magistral de la Santa Iglesia de Palencia y Beneficiado en Elciego”.

    En 1693 le vemos en Santander como Abad en la Colegiata de la Anunciación de la Virgen. Su vida transcurre entre Santander, Palencia y Elciego, dejando buena huella de su sólida formación y sus buenas habilidades para la gestión y la comunicación.

    Su prestigio va en aumento y a principios de Julio de 1699 el rey Carlos II le propone al Papa Inocencio XII como obispo para la sede de Mondoñedo. La consagración episcopal la recibe en la Iglesia de San Francisco de Valladolid el 30 de agosto de 1699 de manos del Obispo de esta ciudad, Diego de la Cueva, asistido por los de Palencia y Salamanca. Litúrgico y protocolario el nuevo obispo Navarrete, quiso unir en este acto, las ciudades por las que había transitado su carrera eclesiástica: Salamanca, Palencia y Valladolid.

   El 21 de septiembre de 1699 toma posesión del obispado de Mondoñedo y al mes siguiente ya comienza una relación tensa con el Cabildo de la Catedral y con otros clérigos muy aferrados a su parcela de poder. Su interés por regular y poner al día las Constituciones de la Catedral, la organización de la diócesis y el propio comportamiento abusivo y heterodoxo de parte de su clero, le llevan a varios pleitos que terminan en el Tribunal Metropolitano de Santiago, en la Audiencia de La Coruña y en el propio Tribunal de la Nunciatura. El Obispo Navarrete tiene fuerte personalidad, ideas claras y prestigio moral e intelectual para afrontar con firmeza estos conflictos.

   La lejanía en tierras gallegas no le alejan de sus raíces en tierras riojanas. Por sucesión en las cláusulas del Vínculo de Gracia Iñiguez, disfrutaba de sus bienes y cumplía los compromisos. Lo mismo ocurría con su Beneficiado en la Iglesia de su Villa natal. Había dado plenos poderes a su hermano Gaspar para realizar las operaciones necesarias en el día a día; pero él seguía dirigiendo las riendas desde su obispado de Mondoñedo.  En 1702 dona las rentas y frutos de su Beneficio de Elciego a la propia Fábrica de la Iglesia de San Andrés y a las ermitas de Santa Cruz y San Vicente, para que realicen los reparos necesarios. No son partidas económicas genéricas, sino que tienen finalidades concretas: enlosar la Iglesia, acabar y cubrir el costado de la Iglesia donde se encuentra “la puerta falsa” a fin de que se puedan guardar los trastos del Monumento del Jueves Santo ( actualmente la parte donde está ubicada la caldera de la calefacción), construir otro altar colateral  para dar más decencia y decoro al interior del templo, encajonamiento del exterior ( lo que hoy llamamos el Losao) y para la construcción de un nuevo órgano. En el caso de la ermita de Santa Cruz la finalidad es levantarla desde sus cimientos y colocarle altar, puerta y cerradura “para celebrar con decencia el Santo Sacrificio de la misa y acudir a ella en las Procesiones”, tal como recordaba él en su niñez. En el caso de la de San Vicente, dona los dineros sobrantes para la reparación del edificio. Respecto a esta ermita, el obispo Navarrete le tiene gran cariño porque considera que fue “iglesia parroquial de dicha Villa y en ella había pila bautismal “. Su hermano Gaspar, que está construyendo una nueva casa familiar en Elciego, con ayuda económica del hermano obispo, hace plasmar en la esquina principal el escudo familiar adornado con la simbología episcopal.

  En 1705 el Rey Felipe V propone a Navarrete para  Arzobispo de Burgos, uno de los ocho arzobispados del Reino. Aparte de la valía intelectual y personal del obispo Navarrete,  también tuvo su influencia la fidelidad al propio monarca Felipe V. Este Borbón había accedido a la corona tras un conflicto bélico y los Ruiz de Ubago apoyaron personalmente el bando del nuevo monarca.  La ocupación de la silla arzobispal por un hijo de la Villa constituyó un acontecimiento de suma importancia en la Villa; así se refleja en el acuerdo municipal del 21 de Mayo de 1705 donde se acuerda celebrar  “una corrida de seis toros y un árbol de fuego y los cohetes necesarios y demás adherentes”.

    Desde este cargo con mayor dotación económica, mayor poder terrenal (era miembro del Consejo Real) e incluso con mayor cercanía a su villa natal, el ahora arzobispo Navarrete, más que nunca,  tiene presente a su Villa. Dona a la Iglesia de San Andrés una cantidad importante de 3.000 ducados de vellón para que haga una colgadura decente para cubrir la pared desde la cornisa hasta la puerta de la Sacristía y ayudar a dorar el retablo. A cambio la Fábrica de la Iglesia estará obligada a decir perpetuamente tres misas cantadas al año.

   En estos años se realiza el encajonado y enlosado de piedra de la entrada de la Iglesia. La obra se amplia y encarece hasta un presupuesto de más de nueve mil reales. El obispo Navarrete había dejado un dinero para ello, pero los dineros que faltan para ello los libra el Mayordomo del Arzobispo desde Santillana en 1709: 2.976 reales.

   En Burgos, el Arzobispo Navarrete deja su impronta personal y pastoral. La Archidiócesis de Burgos, que incluía en ella los obispados de Calahorra, Palencia, Pamplona, Santander y Tudela, aunque más ordenada y regulada que la de Mondoñedo, tampoco estaba exenta de comportamientos poco ortodoxos. En todos estos casos también intervino con firmeza y con sustento legal y argumental, aunque tuviera que litigar en tribunales civiles y eclesiásticos.

   Su afán por las mejoras prácticas y artísticas de los edificios religiosos se manifiesta también en la propia Catedral de Burgos. Mandó instalar a su costa dos grandes rejas de bronce en el crucero de la Catedral y dos púlpitos. Otra reforma importante fue la transformación de la Capilla de Santa Catalina en Sacristía de la Catedral de Burgos. Eso supuso una fuerte inversión económica en su decoración y mobiliario, a lo que añadió una colección de 120 cuadros de todos los prelados que le precedieron. Trabajo que se lo encargó al pintor vizcaino Nicolás de la Cuadra. Dentro de este encargo  estaban dos cuadros (el martirio de los santos Manuel, Sabelio e Ismael y el del Martirio de Santa Margarita) para el altar lateral de la Iglesia de Elciego.

   En Arcos de la Llana, población a unos 20 kilómetros de Burgos, el arzobispado tenía desde el siglo XVI una residencia veraniega que estaba en situación muy deteriorada. El Arzobispo Navarrete manda su reconstrucción y adorna la fachada con su propio escudo arzobispal.

  Navarrete siempre dio importancia a los estudios universitarios y a la formación intelectual de los jóvenes, ya que luego serían los gestores de los cargos civiles y eclesiásticos. En 1712 ofrece a la Universidad de Valladolid fundar una Cátedra de Teología dedicada a Scoto y otra llamada “De la Compañía”, por su estrecha relación con los jesuitas. Para ello ofreció a la Universidad 7.000 ducados más otros 1.000 que se necesitaron para construir un salón de cátedra, ante la escasez de locales que tenía la Universidad. Como consecuencia de esta reforma arquitectónica  se tuvo que hacer un nuevo planteamiento de fachada de la Universidad, cambiándola de ubicación y dando lugar a la actual.

   Desde su sede burgalesa, el Arzobispo Navarrete continuó teniendo presente a su Villa y de una manera especial a la Iglesia de San Andrés Apóstol. Fue enviando numerosas reliquias y ornamentos para su decoro y enriquecimiento para   ”mayor decencia de la Iglesia Parroquial…como expresión de su afecto y devoción”. En 1717 envió las de los Mártires de Cardeña acompañadas de una bula papal, acontecimiento que fue celebrado en Elciego con “danzantes, gaitero y atabalero”, seis docenas de cohetes y predicador. La Junta Parroquial acordó celebrar todos los años esta fiesta el seis de agosto e hicieron los trámites burocráticos para que tuviera en la Villa el rango de fiesta de guardar. Así se siguió celebrando en los años sucesivos. En 1722 se gastaron de las arcas municipales 215 reales: 90 al predicador, 35 al gaitero, 8 a los danzantes, 6 al tambor y 76 para los cohetes y ruedas de dicha función. Las reliquias de los Mártires de Cardeña, junto con los cuadros encargados al pintor Nicolás de la Cuadra sobre este martirio, dieron lugar a un altar lateral en el templo parroquial que lleva su nombre y su impronta.

   En 1720 el Arzobispo Navarrete publica una polémica obra contraria a las tesis defendidas por el Obispo de Bayona, uno de los integrantes de la controversia jansenista en Francia y amparada por el monarca francés.

  El 11 de agosto de 1723 falleció en Burgos, donde se le enterró en el interior de la Catedral.

¿Por qué es importante de celebremos este tercer centenario?

   Como bien indicaron nuestros antepasados, Don Manuel Francisco Navarrete Ladrón de Guevara era “hijo natural y patrimonial de la Villa”. Un título merecido porque contribuyó muy activamente en la mejora y ornamentación de la Iglesia Parroquial junto con el mantenimiento de las ermitas de San Vicente y la de Santa Cruz; aunque la ejecución de la obra de esta última, para la que destinó dinero, no se llevó a cabo. Fue una figura importante en la Iglesia del siglo XVIII, tanto en los aspectos formativos de la Universidad como en los de la gestión , mejora y reforma de las diócesis de Mondoñedo y Burgos. Y en todos los lugares por donde estuvo, siempre tuvo presente a su Villa.

   Es importante que interpretemos aspectos visibles e identificables con su persona que hoy en día tenemos en Elciego como pueden ser la llamada “Casa de los hierros”, con su escudo esquinero adornado con las borlas, capelo y la cruz de obispo. El altar lateral de la Iglesia con su escudete bajo los cuadros por él encargados  y que lleva su nombre. Los Víctor pintados en la portada de la Iglesia  que conmemoran su nombramiento de Obispo. Y cómo no, el cuadro que Matías Garrido pintó en 1762 por encargo del Cabildo para su Iglesia y que siempre ha tenido un lugar visible en la Sacristía de la misma (el famoso “mirón” que tanta intriga causa en la chavalería cuando se les dice que estés en donde estés, siempre te está mirando). Si vamos a tierras burgalesas, en su catedral está la Capilla de Santa Catalina con los cuadros encargados y el escudo del Arzobispo Navarrete tallado en madera en dos lugares del artístico mobiliario. Y nos acercamos al edificio ya erosionado de los Arcos de la Llana, el escudo del Arzobispo está aún visible en la fachada del edificio.

   Bajo la sombra del Arzobispo hay otros objetos, ornamentaciones, obras importantes que no llevan grabado su nombre o su escudete, pero que son fruto de su interés y dedicación. En la Villa está la aportación para la fabricación de un nuevo órgano, para el dorado del Retablo Mayor, la cantidad de reliquias y alhajas que conservamos y que fueron enviadas por él. Su interés por rehacer la ermita de Santa Cruz y mantener la de San Vicente. En la Universidad de Valladolid, en los archivos y en los escritos,  está el recuerdo de sus cátedras y hasta el del motivo por el que se hizo la actual fachada principal. Lo mismo ocurre en la Catedral de Mondoñedo, donde se cobija una historia de esta diócesis que él redactó, pero que lleva la autoría de su secretario.  También en el Archivo de la Catedral de Burgos hay buena huella de la generosidad y del buen hacer del Arzobispo Navarrete.  El legado de su biblioteca con “más de 200 cuerpos” a los Jesuitas, posteriormente reclamada por el Ayuntamiento de Elciego al ser expulsados en 1767, es otra muestra más del prestigio intelectual y de la huella que fue dejando el Arzobispo Navarrete.

    Es bueno y necesario que sigamos transmitiendo ese legado oral de la figura del “Arzobispo de Burgos” que tantas veces hemos oído y que tan asociada está su figura a la Villa de Elciego. Con los actos de la conmemoración de este tercer centenario de su fallecimiento, refrescamos su memoria y aprendemos detalles desconocidos que transmitiremos oralmente a nuestra gente. Todo ello contribuye a enriquecer ese “patrimonio intangible” que tan positivo es y tanto se refleja en la calidad humana de los pueblos.

   Como reflexión personal quisiera apuntar la importancia de la educación-formación en las poblaciones. En Elciego, ya en la época del Arzobispo Navarrete, había “Maestro de letras” que enseñaba la lectura, la escritura y los números a los infantes. Eso traía consigo que la población analfabeta era escasa; incluso estaba mal vista. Varios de estos muchachos tenían aptitudes para el estudio y, si las posibilidades económicas de las familias eran propicias o el apoyo de un Vínculo, Mayorazgo o particulares contribuía a ello, vemos que había hijos de la Villa estudiando en Irache, Valladolid, Salamanca o Alcalá de Henares en los siglos XVII y XVIII. Esta sólida formación tenía su repercusión en las decisiones de los gobernantes civiles y eclesiásticos de la Villa.

    Lo que tenemos ahora, y de una manera particular cuando mostramos a la gente que nos visita los rincones y los edificios de la Villa, se asombran de la calidad y el nivel artístico en relación con una población tan pequeña. Todo esto se ha debido en gran parte a que las personas que han regido los distintos estamentos de la Villa han sido personas formadas.

    Nuestros antepasados tuvieron muy presente la figura del Arzobispo Navarrete como benefactor. Nosotros queremos aprovechar este año para divulgar su figura, refrescar nuestras memorias y que la Villa en 2023 también le tenga presente y le agradezca tal como se hizo en décadas anteriores.

   No podemos terminar esta aportación sin valorar muy positivamente que en la divulgación de este tercer centenario estén unidos el Ayuntamiento de la Villa, la Parroquia y las tres Cofradías históricas de ella ( San Andrés, San Roque y San Vicente).

Jesús Fernández Ibáñez

(Más datos sobre la biografía del Arzobispo Navarrete en el blog “elciegohistorico”)