Gaurko egunetan zubia da Ebro ibaia zeharkatzen duena; bainan aurreko mendeetan beste zubi batzuek garrantzia izanten zuten.
A las personas que hemos habitado Elciego desde el último tercio del siglo XIX, si hablamos de “el puente” sólo tenemos una referencia: nuestro puente, el del río Ebro. Pero las personas que vivieron en la villa desde hace más de siglo y medio, sus referencias eran las de los dos que facilitaban el paso del “Río Mayor”. Tampoco hay que olvidar que había otros pasos del río Mayor, el río Valle o el riachuelo San Pedro. El de Barrihuelo encauzaba el tránsito de personas, animales y carruajes desde el propio casco urbano hacia los mesones, las cuevas, Laguardia, Logroño y toda la jurisdicción establecida en la margen izquierda del río Mayor. El otro puente era el que ahora llamaríamos de “San Vicente”, “Riscal”…pero que en siglos anteriores era el de “Los Barrancos” o el que va hacia la ermita. Sobre este último es al que nos vamos a referir.
A finales del XVIII el interés por mejorar las comunicaciones entre las poblaciones fue uno de los intereses mayores de los gobernantes. En muchos casos era anchar una senda de herradura para facilitar el paso de carruajes. La modernidad lo exigía.
El camino que transitaba desde el pueblo hasta el barco, para poder cruzar el río Ebro, era una de las vías más utilizadas e importantes. La salida desde la población se iniciaba a través de la calle que aún conserva su nombre “Calle del Barco”.
En 1791 se planteó el Concejo construir un puente moderno, amplio y que tuviera unos buenos accesos a través de una moderna calzada, para acceder más cómodamente al barco. Para ello comisionaron a tres personas, una perteneciente al Cabildo Eclesiástico ( Joaquín Ibáñez Ruiz de Ubago) y otros dos del estamento civil (Joaquín Martínez de Villarreal y Joaquín María Martínez de Villarreal). Como era preceptivo, establecen unas condiciones y por medio de bando anuncian un remate o subasta de la obra. Se hace con ella Francisco de Arrieta, maestro de cantería, residente en la villa, pero del que apenas tenemos datos de su actividad en Elciego. El 5 de agosto de 1791 se hace el contrato para “hacer y fabricar de nueva planta un puente en el Río que nominan los Barrancos…y una calzada” que enlace con la que hay hecha en el camino del Barco. Todo por un precio de 7.040 reales vellón. Las condiciones indican la línea del trazado, los materiales a emplear, el grosor de las pavimentaciones, la composición de las mezclas de los morteros (donde habla de la mezcla de Mr Loriot, una de las autoridades académicas de la segunda mitad del XVIII sobre morteros), el barandado del puente, el arco del puente, ….Todo rematado para el día de San Miguel (29 de septiembre) de ese mismo año.
Muy dura debió parecer la obra al cantero Arrieta, o el plazo era excesivamente corto; puesto que al año siguiente, se remata nuevamente la construcción del puente y calzada con condiciones parecidas; pero más detalladas en cuanto a aspectos técnicos.
Los anteriores comisarios sacan la obra a remate siguiendo el protocolo habitual y se acuerda el 25 de noviembre de 1792 con otro cantero más establecido en Elciego como fue Ibarzábal. Andrés Ibarzábal Unzueta era natural de Eibar y estuvo casado con la vitoriana Cipriana Ortiz de Guinea. Cinco hijos de este matrimonio nacieron en Elciego, desapareciendo pronto el apellido en la villa, ya que fueron hijas las que continuaron residiendo en el pueblo. El matrimonio Ibarzábal falleció en 1818, con tres días de diferencia entre uno y otro; sumidos en pobreza, tal y como indican los detalles del entierro.
Volviendo al puente, que en este contrato lo especifican como “un puente nuevo y una calzada en el camino que llaman del Barco, que es por donde se va a la Villa de Cenicero…” se establecieron las siguientes condiciones:
1.-La mampostería a 17 reales cada estado y la compuesta con cal y mortero a 33 reales cada estado. La bara de sillería del puente a 4’5 reales, siendo por cuenta del Maestro el poner la cal, tierra y demás que sea necesario.
2.- El trazado de la calzada tendrá 484 pies.
3.- Se trazarán dos paredes de mampostería para encauzar los accesos y que estarán a 14’5 pies de distancia, que es lo que tendrá el ancho del camino.
4.-Estas paredes se asentarán en línea vertical inclinada, lo que comúnmente se denomina “arreste”
5.- Las paredes serán de mampostería “a hueso”, poniendo pasaderas
6.- Por el sitio donde cruza “el reajo del Valle”, se hará un puente de 10 pies de ancho en su vano y 8 de diámetro de medio punto.
7.-.Harán el terraplén y horizontación de los terrenos.
8.-El pavimento se encalzará de canto de mampostería de diez onzas de altura, con doce onzas en su punto céntrico, rellenado de arena y grijo, “bien pisado y apisonado”
9.-Se pondrán 34 para ruedas y 17 a distancias proporcinados.
10.- Se hará una alcantarilla de mampostería con sus tapas correspondientes que atravesará el camino para suministrar regadío en las heredades y “riego de la viña”
11.- La bara de sillería el arco.
12.- Se concluirá la obra para el 1 de junio de 1793, siendo inspeccionada por maestros canteros.
13.- Se medirá todo lo construido y si sobrepasa los precios estipulados, se abonarán a maestro cantero.
(Archivo Histórico de Protocolos de Alava (AHPA).- Manuel Ramírez Prot 7764 y Prot 7765)