Manuel Francisco Navarrete Ladrón de Guevara (I). Etapa entre 1645 y 1699

Este año de 2023 se cumple el tercer centenario del fallecimiento de Don Manuel Francisco Navarrete Ladrón de Guevara, acontecido en Burgos el 11 de agosto de 1723. Motivo apropiado para que desde este blog tengamos unas páginas dedicadas a uno de los hijos más ilustres de la Villa y un agradecimiento a quien siempre la tuvo presente allí por donde fue.

A lo largo de este segundo semestre de 2023 el Ayuntamiento de Elciego, junto con la Parroquia de San Andrés, están organizando una serie de actos para conmemorar, recordar y agradecer la aportación que el obispo Navarrete hizo a la Villa y a la Fábrica de su Iglesia. Siempre tuvo presente a su villa natal allí en donde estuvo y a lo largo de su vida muchas fueron las aportaciones materiales, didácticas y pecuniarias para el templo parroquial de Elciego. Tampoco han querido estar ajenos a este tercer centenario las cofradías más tradicionales de la Villa: la de San Vicente, la de San Roque y San Gregorio y la de San Andrés. Siempre estuvieron en la mente del obispo Navarrete y también recibieron aportaciones materiales y económicas para su mantenimiento y el de sus ermitas.

La figura del obispo Navarrete es interesante por su ascendente carrera eclesiástica, su huella reformista en los dos obispados que gestionó, su fuerte carácter, su mano generosa en los asuntos materiales,… y porque dejó unas huellas importantes que hoy tratamos de recordar y descubrir. Todas sus actuaciones estuvieron aderezadas con su formación y su carácter enérgico en las decisiones.

Vamos a intentar desglosar su figura y su recorrido en varios capítulos. Aquí va el primero que trata desde sus primeros años hasta llegar al nombramiento de Obispo de Mondoñedo.

1.- Nacimiento y primeros años

El 10 de agosto de 1651, Francisco Navarrete y María Ruiz de Ubago contrajeron matrimonio en la Iglesia Parroquial de San Andrés, tras realizar las proclamas pertinentes y obtener el permiso eclesiástico ya que tenían impedimento de consanguinidad de cuarto grado.

El 18 de abril de 1654 fue bautizado nuestro protagonista con el nombre de Manuel Francisco en la Parroquial de San Andrés a cargo del teniente de cura, el Doctor Don Pedro San Juan Bonilla; por lo que, atendiendo a las costumbres de la época, su nacimiento hubiera tenido lugar ese mismo día o el día anterior.

El nacimiento tuvo lugar en el domicilio familiar, como era costumbre en aquella época y que se prolongó hasta hace apenas cincuenta años. La familia Navarrete Ruiz de Ubago residía en una vivienda ya desaparecida y que estaba ubicada en el mismo lugar en donde está la actual casona denominada popularmente “La Casa de los Hierros”. Esta actual casa palacio fue levantada a finales del XVIII por Gaspar, hermano menor del obispo Navarrete, quien también participó en su construcción, para lo cual tuvieron que derribar el antiguo edificio familiar, en el que precisamente nacieron el propio Manuel Francisco y sus hermanos.

1.1.- El apellido Navarrete Ladrón de Guevara

En todos los documentos escritos sobre la figura de nuestro obispo aparece como Manuel Francisco Navarrete Ladrón de Guevara. En todos, menos en su partida de bautismo, fechada el 18 de abril de 1654. En este primer registro sobre su vida, aparecen claramente los padres y los abuelos: Francisco Navarrete Esteban y María Ruiz de Ubago Martínez de Olano. Abuelos paternos (Juan Navarrete Iñiguez y María Esteban Canal) y maternos (Francisco Ruiz de Ubago Iñiguez y Clara Martínez de Olano González .

Si nos fijamos en las partidas bautismales de sus hermanos: Juan (1651), un primer Juan Francisco (1652), Gaspar (1656) y un segundo Juan Francisco (1656), los registros de los progenitores y abuelos son los mismos, con estos mismos apellidos. En ninguno de ellos aparece el apellido “Ladrón de Guevara”.

En los registros sacramentales del siglo XVII hasta la década de 1670 no aparece ninguna persona con el apellido Ladrón de Guevara, excepto el de un pariente, tío del padre del arzobispo, beneficiado en la Parroquia y de nombre Juan. Nacido en 1614, se registra en la partida bautismal como hijo de “Francisco Nabarrete Ladrón Guebara” y de Francisca (contrastando con otros registros son Francisco Nabarrete Iñiguez y Francisca Ibáñez). Le veremos en 1637 como padrino en el bautizo de Magdalena Pérez Manso Leongran con la distinción de “clérigo de menores órdenes”. En otras documentaciones de 1639 y 1640 aparece como padrino y como “estudiante” y “clérigo de Evangelio”.

Existe otro Ladrón de Guevara en las partidas bautismales de María Antonia Ladrón de Guevara Ruiz de Ubago (1674) y la de Juana María Ladrón de Guevara Tejada (1677). Ambas hijas de Esteban Ladrón de Guevara Fernández de la Peña, fruto de dos matrimonios no celebrados en Elciego. Esteban Ladrón de Guevara estuvo como boticario en Fuenmayor y en Elciego en la década de 1670. Sus raíces, y por tanto las del apellido, están en Arnedo. Ninguna relación parental con los Navarrete.

¿Por qué esta variación dando fuerza al apellido paterno?. ¿Por qué se pasa a un segundo plano ese apellido tan troncal en la historia de la Villa de Elciego como es el de “Ruiz de Ubago”?. ¿Por qué a lo largo de su etapa de estudiante y en su vida adulta no dio brillo al apellido materno?. Es difícil obtener una respuesta clara y certera, por lo que las hipótesis que aportamos sólamente pueden aproximarnos a entender las claves de este cambio.

No debemos olvidar que en estas décadas y en otras posteriores la ostentación de un apellido largo, compuesto, proporcionaba un empaque de linaje, de familia noble e hidalga; por lo que la obsesión por juntar apellidos, rescatar un posible o iniciar una nueva saga a partir de un personaje con cierta fama, era una práctica de la que no podemos estar ajenos. Puede ser éste el caso de los Navarrete, porque a partir de la década de 1670 van a aparecer en todos los registros matrimoniales de los hermanos, en las partidas de bautismo de la siguiente generación, en los registros académicos y en cualquier otra documentación pública de los Navarrete Ruiz de Ubago, van a aparecer como Navarrete Ladrón de Guevara.

Los Navarrete y los Ruiz de Ubago eran dos de las familias más relevantes de la Villa en el siglo XVII. Varios matrimonios se habían entablado entre las dos familias; en algunos casos llegando a solicitar licencia por parentesco de los contrayentes, como en el caso de los propios padres del futuro obispo. Relaciones familiares estrechas, pero también con sus diferencias y envidias. Una de las fricciones entre los dos clanes venía porque los Ruiz de Ubago, aparte de hacienda y ocupación de puestos de poder civil y eclesiástico, tenían carta de Hidaguía; es decir, documentación oficial de pertenencia a un estamento superior. Los Navarrete eran propietarios importantes y relevantes en la Villa, pero no tenían demostración de Hidalguía. Los primeros acusaban a los segundos de tener mucho poder real, pero que no podían pertenecer al estado de los Hidalgos, ni ocupar cargos propios de este estado, por no tener la Carta Ejecutoria. El hecho que desencadenó rupturas entre varios miembros de ambas familias fue la muerte violenta del clérigo Lucas Ruiz de Ubago Martínez de Olano en 1649, hermano de la madre del posterior Obispo Navarrete. Lucas era joven sin llegar a la treintena, Clérigo de misa y con posesión de un cuarto beneficiado en la Parroquia. “ …hombre mozo y de poca edad y con esperanzas mediante la voluntad de Dios podía ser beneficiado entero y vivir mucho tiempo, con lo cual pudo aumentar a su hacienda”, así se le define en la documentación sobre el esclarecimiento de su fallecimiento. Su “muerte violenta” ocurrió dentro del templo parroquial, por lo que no pudo ser sepultado en la tumba familiar de su interior. Este acontecimiento originó una investigación con enjuiciamiento criminal, acusaciones y las consiguientes detenciones de personas y haciendas. Varias personas del clan Navarrete se vieron afectadas directa o indirectamente. En el proceso de enjuiciamiento salieron a relucir rivalidades entre la madre del futuro obispo y sus cuñadas; acabando en alguna ocasión en riñas, peleas y lesiones físicas importantes. Es muy posible que todo este calvario judicial y enfrentamiento entre miembros de las dos familias afectara emocionalmente al clan Navarrete Ruiz de Ubago y decidieran incorporar a su nomenclatura el apellido Navarrete Ladrón de Guevara. Así se desvincularían del clan Ruiz de Ubago y originaran otra rama con identidad propia.

1.2.- Primeras enseñanzas

La Villa disponía de maestro de primeras letras desde el siglo XVII. Las familias propietarias de la Villa, que eran las que gestionaban los poderes civiles y religiosos de la misma, daban mucha importancia a la formación de los infantes, por lo que buscaban la manera de disponer de recursos públicos para que algún maestro se asentase en la Villa y dieran enseñanza básica a la población infantil.

El futuro Obispo Navarrete recibió sus primeras enseñanzas del “maestre de escuela” Diego Vezares. Vezares no era originario de la Villa, pero se asentó en ella y ejerció la docencia en ella durante más tres décadas. Los registros indican que estuvo desde la mitad de 1640 hasta la de 1675, que es cuando falleció. Su salario más que modesto de 300 reales salía de las partidas de la Fábrica de la Iglesia, y se justificaba por “traer los frutos a la Primicia”. Desconocemos el local utilizado como escuela; pero en la visita del obispado de 1673 se ordena que la ermita de la Virgen de la Plaza “ no sirva de escuela de niños de aquí en adelante por ser cosa indecente y que la Villa señale al maestro otra casa o sitio para este efecto que no sea sagrado.”. Imaginamos al futuro obispo Navarrete recibiendo, junto con los otros niños de la Villa, los primeros conocimientos de lectura y escritura con el maestro Vezares en la ermita de la Virgen de la Plaza.

2.2. Beneficiado de la Parroquia de San Andrés.

Manuel Francisco realiza estudios de un nivel superior y con ellos consigue acceder a las órdenes menores, siendo un joven de apenas catorce años. El tener las órdenes menores le posibilitaba el tomar parte en la oposición para Beneficiado en la Parroquia de San Andrés. En agosto de 1667, el licenciado Don Francisco Ibáñez había dejado vacante el Cuarto de Beneficio por ascenso a otro superior. Seis jóvenes, todos naturales y patrimoniales de la Villa, opositaron a la vacante y fueron evaluados por los examinadores sinodales de la Diócesis. Navarrete quedó como titular del Cuarto de Beneficio. Uno de los opositores, Juan Gómez del Castillo, quien no conforme con la adjudicación, pleiteó el resultado de la Oposición llevándolo hasta la Real Chancillería de Valladolid y e incluso llegó a apelarlo ante la Curia Romana. Manuel Francisco Navarrete tuvo que dar poderes al inicio del año de 1669 a dos procuradores en Roma (Carlos Ghirlandarin y Francisco Bartelari) para que le defendieran en la tenencia del Beneficio. Navarrete mantuvo el Cuarto Beneficio a lo largo de su vida y llegó a tener una relación cordial e incluso estrecha con Gómez del Castillo, quien posteriormente accedió a un Beneficio en la Parroquia. Los Gómez del Castillo era otra de las familias hacendadas de la Villa y con varios de sus vástagos ocupando puestos importantes en el poder civil y religioso .

Firma de 1669

Manuel Francisco estudió Bachiller de Artes en la Universidad de Salamanca en 1674, así lo avala un documento fechado en 1675 en el que da plenos poderes a otra persona para que haga todas las tramitaciones y pagos del curso que realizó el año anterior en la Universidad Real de Salamanca.

1675

En 1676 realiza los estudios superiores de Bachiller en Teología en la Universidad de Irache, por lo que a partir de entonces en todas las referencias aparece como “Licenciado y Beneficiado”. En la partida de bautismo de María Ordóñez Esteban, celebrada en febrero de 1677, aparece con ese tratamiento. Al igual que en en otro documento del año siguiente, en el testamento de su pariente Diego Navarrete, quien nombra por albacea al “Licenciado y Beneficiado Don Manuel Francisco Navarrete Ladrón de Guevara”.

2.3. Colegio de Santa Cruz de Valladolid y Universidad de Valladolid

Manuel Francisco no se acomoda en su Parroquia de Elciego, sino que sin dejar de pertenecer a ella como clérigo y beneficiado, quiere seguir formándose en lo colegios y universidades más relevantes . En 1680 consigue una beca para estudiar en el prestigioso Colegio Mayor de Santa Cruz de Valladolid. Es el gran paso en la carrera profesional de Navarrete y es también aquí cuando se fragua una relación estrecha y documentada con su hermano Gaspar, al que le da poderes para que gestiones sus asuntos en la Villa.

Poder a su hermano Gaspar

“….doy todo mi poder cumplido al que de derecho en tal caso se requiera y es necesario más puede y debe valer sin ninguna limitación a Don Gaspar de Navarrete Ladrón de Guebara mi hermano vecino de dicha Villa especialmente para que por mí y en mi nombre representando mi persona y como yo mismo lo pudiera hacer hallándome presente pueda parecer y parezca ante cuales quien jueces y justicia así eclesiásticas como seculares y entre ellas Y cualquier pueda pedir y pida y cobre todas y cuales quiera cantidad de maravedíes que se me estuvieren debiendo por cuales quien personas así de réditos de censos como por otras razones y en razón a la cobranza haga todas las diligencias que convengan y de lo que recibiere y cobrase pueda dar y otorgar cualesquier carta de pago finiquitos....”. A lo largo de la vida del obispo Navarrete, su hermano Gaspar será quien gestione a todos los efectos todas las propiedades y derechos en Elciego del Obispo Navarrete.

El colegio Mayor de Santa Cruz era uno de los más prestigiados de la zona norte de la Península y allí acudían hijos de familias notables, sin excluir otros alumnos de familias menos relevantes que por medio de unas becas podían realizar los estudios superiores. El Colegio era estricto en el cumplimiento de sus propias normas, como eran las de no entrar a estudiar en él antes de los 21 años, limpieza de sangre de los estudiantes, no admitir en el mismo año a más de dos de la misma diócesis o el de la propia vestimenta de los colegiales.

El 4 de febrero de 1680, siendo ya Colegial de Santa Cruz, solicita incorporarse al grado de Teología de la Universidad de Valladolild.

Don Manuel de Navarrete colegial del Mayor Santa Cruz digo que estoy graduado de bachiller en la facultad de Teología por la Universidad de Irache según consta del título y testimonio que presento con el juramento necesario en cuya virtud pretendo de incorporarme de dicho grado de Teología por esta Universidad. A vuestra merced suplico mande se me admita a dicha incorporación de dicho grado de Teología que estoy presto de pagar los derechos conforme a Estatutos de ella. Pido Justicia.

  1. Manuel Francisco Navarrete Ladrón de Guevara.”

La vinculación con la Universidad vallisoletana va a ser intensa a lo largo de su vida. En una de sus primeras actuaciones ya demuestra su fuerte personalidad, sus armazón intelectual y su carácter férreo ante situaciones que se sitúan fuera de la normativa. Había dos cátedras den la Universidad que, según la interpretación de Navarrete, se estaban ocupando de manera irregular. Según las normas los titulares no podían estar más de tres años seguidos y los titulares llevaban más tiempo en su regencia.

Navarrete eleva un escrito al Rey Carlos y al Rector de Valladolid, solicitando que salgan a concurso para tres años. El Claustro de la Universidad se reúne el 7 de noviembre de 1681 y da cumplimiento a la Real Provisión que había llegado. Alegaciones y escritos de los afectados ocasionan debates internos, teniendo como resultado que una de las Cátedras, la de Regencia de Artes, sale a oposición. Tras un proceso de pruebas a los distintos opositores, en enero de 1682 de le da la Cátedra de Regencia de Artes a Manuel Francisco Navarrete. Cátedra que ejercerá desde 1682 hasta 1685, siendo en algún período Vicerrector de dicha Universidad. Durante esta estancia en Valladolid se relacionó con otros colegiales y profesores que luego tuvieron cargos relevantes. Aquí completó su formación intelectual y su estrecha relación con los Jesuítas y Dominicos, que le dejará huella a lo largo de su vida.

Otra huella familiar de esta etapa vallisoletana, será la de su sobrino Manuel Navarrete Ladrón de Guevara, hijo de Gaspar. Este sobrino será también alumno del Colegio Santa Cruz y a partir de 1722 opositará a una plaza de la Universidad, consiguiendo la Cátedra de Instituta o de Código más moderna el 24 de mayo de 1725. Dos años más tarde ocuparía el cargo de Alcalde del Crimen en la Chancillería de Valladolid.

En octubre de 1685 el Claustro de la Universidad declara que la Cátedra de Regencia de Artes queda “vaca” por ascenso del Lzdo Don Manuel Francisco Navarrete a la Canongía Magistral de la Catedral de Palencia.

2.4.- Magistral en Palencia y Abad electo de la Iglesia Colegial de Santander

Tras esta etapa en Valladolid, opositó y ganó la plaza de Canónigo Magistral de la Catedral de Palencia en 1685, un puesto que le supuso proyección profesional en la carrera eclesiástica y que demuestra las dotes intelectuales y formativas de Navarrete. El Magistral era el encargado de las homilías, sermones, defensas argumentales y cualquier otro formato para el que se necesitaba tener dotes de oratoria y buen armazón intelectual.

En una de sus muchas visitas a su Villa natal, en 1689 es padrino de bautismo de Angela Isabel Ibáñez Zuazo, reflejándose en la partida bautismal como “Magistral de la Santa Iglesia de Palencia y Beneficiado en Elciego”.

En 1693 es agraciado con el cargo de Abad Electo de la Iglesia Colegial de Santander, compaginando los trabajos en las dos ciudades y teniendo los dos cargos hasta su consagración como obispo de Mondoñedo en 1699

Ese mismo año de 1693, el 14 de agosto, funda un vínculo y mayorazgo, ante el escribano Francisco Montero, sobre sus posesiones en Elciego. En dicho documento se define como “Abad electo de la Insigne Iglesia Colegial de la Villa de Santander, colegial mayor que fui en el Ilustre y Magnífico Colegio de Santa Cruz de la ciudad de Valladolid y Canónigo magistral de la Santa Iglesia Catedral de esta Ciudad de Palencia”. Como sucesor primero nombra a su hermano Gaspar, residente en la Villa, de la que era Regidor Preheminente. Entre las cargas de este Mayorazgo está el de sufragar perpetuamente el gasto de aceite de la lámpara de la ermita de la Virgen de la Plaza , la de dar limosna de pan a los pobres de la Villa en varias festividades, la de sufragar los gastos de quinientas misas rezadas que se debían decir y que se entregasen varias cargas a la Parroquia de San Andrés de su villa natal y al Convento de Capuchinos de Laguardia. El Mayorazgo estaba constituido con los bienes muebles y raíces que le pertenecían por sus legítimas paterna y materna, más lo heredado de su tío el licenciado Juan de Navarrete y de Diego Navarrete y María Laguna, esposos. Aparte de las piezas de pan, viñas, corrales, olivares y la cueva con tres cubas añadió dos elementos con una fuerte carga emotiva para él. Uno el título de la beca que obtuvo para poder estudiar en el Colegio de Santa Cruz de Valladolid “para que perpetuamente haya memoria y reconocimiento de prenda tan estimable como en mí lo ha sido y será por toda mi vida y lo debe ser a mis sucesores en este vínculo” y un relicario consistente en “dos tablas de reliquias, que se abre y cierra de media bara en largo y casi tercia de ancho con muchas reliquias y una tabla que tiene en medio un hueso crecido del glorioso San Martín y un Lignum Crucis pequeño e lo alto de ella y en medio otro Lignum Crucis crecido como medio dedo en largo con los testimonios y papeles que hay de ser verdadera reliquia”. También especificó que un padre jesuíta debería “hacer misión todos los años en dicha Villa en el tiempo que hay desde el día de Nuestra Señora de Agosto al de San Mateo, o pasados los Reyes en lo restante del mes de enero, antes de la Cuaresma. Y así mismo con la de enviar predicador todos los años en las fiestas de la Natividad de Nª Sra y de San Joseph, esposo de la Virgen y los años que su fiesta cayere en Domingo de Cuaresma, Semana Santa o Semana de Pascua, se conmute el sermón de dicho día de San Joseph en ir a predicar el día de la Asunción de Ntra Sª. Y al Padre Predicador que fuere de dicho colegio además de hospedarle el poseedor de este Vínculo le dé un Real de a ocho en plata de limosna por cada sermón por los días de mi vida mientras no percibieren la librería o entraren en la sucesión de dicho Vínculo, porque es mi voluntad que después de mis días sólo quiero obligarles al hospedaje de un día natural

Durante esta etapa Navarrete poseía una biblioteca importante, con unos 250 volúmenes que analizaremos en otro capítulo dedicado a su biblioteca personal, ya que para él constituía un bien mueble, al igual que otro tipo de propiedad.

Posiblemente su etapa en Palencia y su prestigio personal en la sociedad palentina influirían en el posterior matrimonio de su sobrina Tomasa Navarrete Ladrón de Guevara Olarte, hija de Gaspar, con Fernando Aguado Pardo, natural de Pedrosa del Príncipe, y que se celebró en Elciego en diciembre de 1711. Los hijos de este matrimonio consiguieron carta de Hidalguía con el consiguiente escudo de armas en 1746. Los Aguado Pardo estaban emparentados con Fray Juan Del Molino Navarrete, quien fue obispo de Palencia entre 1671 y 1684.

Durante su estancia como Abad en la Colegiata santanderina, en 1697 modificó el antiguo crucero y el presbiterio, haciendo un ábside único y recto. Esta modificación se mantuvo hasta que el incendio de 1941 asoló el edificio y hubo que realizar una reforma completa.

I

1 comentario

  1. noviembre 28, 2023 a 10:17 pm

    […] el cargo de Abad de la Colegiata al entonces Canónigo Magistral de la Catedral de Palencia, al Licenciado Don Manuel Francisco Navarrete Ladrón de Guevara. Atrás quedaron las disputas entre el Monarca y el Cabildo cántabro sobre la potestad de la […]


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