El médico Santos Moreno Ocharan (1857-1890)

Santos Moreno Ocharan medikuak medikuntzan jardun zuen Eltziegon XIX. mendearen ia erdi osoan. Ordura arte, medikua oso pertsona aldakorra zen, eta urte gutxi ematen zituen herrian.

 A lo largo del siglo XVIII la ocupación de la plaza de médico de la Villa cambiaba de titular con mucha facilidad. La mayoría de los facultativos desempeñaban transitoriamente su oficio teniendo como objetivo otra población más numerosa y por consiguiente acompañado de retribución más sustanciosa. El disponer de médico en la Villa y dotarlo de unas cuantías económicas atractivas fue una de las preocupaciones más tratadas en los Concejos Municipales desarrollados a lo largo de todo el siglo. De todo este siglo XVIII, y también de la primera mitad del XIX, sacamos dos ideas importantes: una que había médico en la Villa costeado por el Ayuntamiento y los vecinos; y otra, que la mayoría de los facultativos no establecieron raíces familiares ni patrimoniales en Elciego a lo largo de todas estas décadas.

Varios son los factores por los que cambia esta dinámica en la segunda mitad del siglo XIX. Uno de ellos fue la regulación por parte de la Diputación de la Alava de la actividad sanitaria en la Provincia. En 1857 el ente foral crea unos “Partidos Facultativos” en todo el territorio con el fin de “que no haya un pueblo ni una sola casa que no se comprenda en ellos para que la asistencia de los facultativos y el servicio de las medicinas se practiquen con facilidad y exactitud”. Elciego queda fijado como población autónoma a la que podría añadírsele la de Lapuebla de Labarca. Una de las recomendaciones más importantes del Diputado General era la de que la dotación de los médicos y cirujanos no fuera menor de 6.000 reales en dinero, o 200 fanegas de trigo. Otra recomendación del ente foral era que en los municipios en los que formen por sí solos partidos sanitarios (como era el caso de Elciego), los “seis primeros mayores contribuyentes intervendrán en la elección de los facultativos”.

 Este mismo año de 1857 solicita y consigue la plaza de médico titular de la Villa Santos Moreno Ocharan, quien se mantendría en su actividad, en gran parte por la satisfacción del vecindario, hasta su fallecimiento a finales del siglo. Moreno Ocharan era originario de Madrid y en la contienda de la primera Guerra Carlista estuvo en el Ejército de Operaciones del Norte como médico cirujano y profesor castrense de la Plana Mayor. Tras la contienda se estableció en la zona: Nájera, diez años en Leza, nueve meses en Barriobusto, Tudelilla, San Millán, Murillo, Villoslada…y titular en la Villa de Elvillar. En total 22 años de actividad sanitaria como médico cirujano de 1ª Clase a la que añadía el título de Profesor Castrense retirado de la Plana Mayor Facultativa Médico Quirúrgica del Cuerpo de Sanidad Militar, 2ª.

Con este recorrido opta y obtiene en 1857 la plaza de médico titular de la Villa, cargo que se le irá renovando cada cuatro años, tras pasar los filtros de la satisfacción ciudadana y de la aceptación de las exigencias propuestas tanto por el Ayuntamiento y como por el propio facultativo.

En 1870 se le renueva la contrata de médico titular con una dotación de 10.000 reales. Las condiciones siguen siendo similares a los de años anteriores: asistir a todos los vecinos y familias que contribuyan con las cargas, “a una criada en cada casa” ( particularidad introducida por las familias hacendadas y pudientes de la Villa), asistencia a los criados tanto de año como de temporada, asistir gratuitamente a los enfermos del Hospital (aunque sean forasteros, pobres de solemnidad, expósitos…), no salir del pueblo sin permiso del Alcalde, en caso de enfermedad del médico titular éste tendría que poner sustituto que recibiría dos tercios del sueldo y un tercio el titular, en caso de querer pasar a otra plaza debe permanecer dos meses de tránsito, … todo por un salario anual de 2.500 pesetas pagadas por trimestres.

Los contratos suscritos con el Ayuntamiento, quien tenía sus propias y tradicionales cláusulas, no estaban adaptados en algunos puntos a las nuevas normativas sanitarias que tanto Diputación como el Gobierno Nacional reglamentaban para la modernización de la sanidad pública. Esto originó reclamaciones por parte del médico y del cirujano Eduardo Fuentes, aduciendo que podrían considerarse nulos los contratos suscritos con el Ayuntamiento. Fue más una adecuación a la nueva realidad normativa.

En los inicios de la nueva contienda carlista, el distanciamiento entre el médico y cirujano con las autoridades municipales tomó otro carácter: el económico. La no percepción de la totalidad de los salarios acordados les llevó a reclamaciones y conflictos de intensidad, todo ello aderezado con la tensa situación de la guerra civil. La nueva situación de dificultad económica grave llevó al ayuntamiento a reformar el pago de los salarios del personal funcionario y también a que la población aportara cantidades concretas por recibir ciertos servicios.

La reclamación de los haberes contratados no impedía que ese mismo año prestara dinero a algunos vecinos o que participara, junto con 55 vecinos de Elciego, en la aportación de 21.204 reales para pagar el rescate de los cuatro rehenes que las tropas carlistas de Vicente Berganzo retuvieron el 30 de septiembre de 1873.

La afinidad con la causa cristina le lleva también a ser uno de los integrantes de la Junta que en agosto se creó con el objetivo de salvar las dificultades económicas y de orden público de la Villa.

En noviembre de 1874 la situación es aún más tensa al no recibir ni el médico ni el practicante un mínimo de los pagos acordados. Llegan a la determinación de que sean los propios particulares quienes les abonen los honorarios por los servicios y luego reclamen esa cantidad al Ayuntamiento. El cirujano Fuentes abandona su plaza y es el médico Moreno Ocharan quien por propia voluntad atiende las obligaciones propias de la plaza de cirujano. Meses más tarde reclama el abono de estos servicios y también que “se le expida un certificado de buena conducta”. La respuesta municipal es afirmativa en lo último, pero desatiende lo referente a los dineros. No hay fondos municipales y que cada vecino abone directamente los servicios.

Pasados los meses más duros de la contienda, ya en febrero de 1877 el Ayuntamiento reunió a todos los acreedores a los fondos municipales por servicios prestados a la Villa: médico, farmacéutico, cura párroco y coadjutor, organista, sacristán y ministrante del Ayuntamiento. Llegan a un acuerdo en el que ante la imposibilidad de conciliar los atrasos en una única partida, se hicieran por trimestres.

En marzo de ese año se le vuelve a renovar el contrato de médico titular por dos años y con un sueldo de 2.500 pesetas cada uno. El Ayuntamiento argumenta “el buen servicio, celo e interés con que el referido profesor desempeña la titular de medicina, así también que por parte de los vecinos se hallan satisfechos del buen servicio, sin que se hayan presentado ninguna queja”. Las condiciones generales son similares a los contratos anteriores incluía la de que quedaba “exento de toda contribución con respecto a su dotación y persona, así como también libre de alojamiento”. La gestión municipal va mejorando ayudada también por la introducción y ampliación de los gravámenes impositivos para el sustento de las arcas locales.

De su actividad sanitaria hay huellas en varios documentos locales.Santos Moreno atendió partos con dificultades, actuación que concernía más al cirujano si se presumía cierto riesgo de antemano o a la propia partera. Atendió esos partos y bautizó a las criaturas que estaban en peligro de muerte. Así es el caso de Pedro Celestino Medrano en 1860, el de Dorotea Requemán Baldelana en 1871 o el del propio familiar Francisco Javier Saturnino Bañares Pérez en 1882.

Una muestra del buen corazón del Doctor Moreno fue que tras el fallecimiento de su cuñado Pablo Pérez Herce, catedrático del Instituto de Segunda Enseñanza de Logroño, se hizo cargo de sus sobrinos huérfanos, siendo tutor curador y legítimo representante de ellos. Dos de estas criaturas, Martina y Sabina Pérez del Val, matrimoniaron posteriormente en Elciego. La primera con Eugenio Ortiz Ortiz en 1869 y la segunda con Gerónimo Bañares Guinea en 1872.

La relación del matrimonio Moreno Ocharan con la familia Bañares fue estrecha y posiblemente eso también contribuyó a que Santos Moreno se asentara en la Villa y ejerciera la medicina en ella a lo largo de treinta y pico años. En 1877 actúa como padrino en el bautismo de Amadeo Bañares Pérez.

En 1881 Santos Moreno y su mujer Micaela Del Val hacen testamento conjunto. No tienen hijos y las posesiones de la casa y tabernas que tienen en Nájera por parte de la mujer, se las dejan a Pedro Del Val, hermano de Micaela y residente en la ciudad najerense. Todo lo restante, dejan “como única y universal heredera a Doña Sabina Del Val, ….nuestra sobrina y convecina

Una tónica general de los profesionales que se asentaron en la Villa a lo largo de muchas décadas y centurias, fue la de comprar una viña, un pedazo de tierra, una cueva, una casa…como si el tener propiedad de bienes raíces fuera acuño de verdadera titularidad de vecino. Santos Moreno no fue ajeno a ello y en 1872 compra una cueva en Barrihuelo el Grande con dos covachones. Se la adquiere a Juliana Bañares, a la que anteriormente le había hecho un préstamo hipotecario en 1872.

Santos Moreno ejerció como médico de la Villa durante un tercio de siglo, desde 1857 hasta que sus fuerzas físicas menguaron al entrar en la década de 1890. Falleció en 1892 a la edad de 78 años.

Nota: las fotografías de Moreno Ocharan y de su sobrina Sabina Pérez Del Val son cedidas por la familia Bañares y son parte del legado fotográfico de Luis Bañares Pérez. Es curiosa la inscripción que pusieron “tío Cándido Moreno Ocharan”. Es posible que familiarmente le llamaran Cándido, que era el nombre del padre de Santos, algo habitual.